El ejecutivo del bloque europeo, que buscaría asegurar sus vínculos con Sudamérica debido a dos factores geopolíticos y la incertidumbre global ante el auge de las políticas proteccionistas, planea dividir el tratado en dos.
Iniciadas en 1999, las negociaciones terminaron en diciembre de 2024 en Montevideo en presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y sus pares de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Francia redobla sus esfuerzos con otros países europeos para intentar bloquear o modificar el acuerdo comercial con el Mercosur, mientras la Comisión Europea se dispone a lanzar el proceso de ratificación de forma inminente.
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Por parte de los sudamericanos ya hay consenso para la ratificación del pacto Mercosur-Unión Europea. Cada Parlamento lo aprueba y entra en vigencia por separado.
¿Cuándo?
“La Comisión adoptará la propuesta de firma y conclusión de este acuerdo antes de finales de este mes” de junio, indicó ante el Parlamento Europeo el director general adjunto de Comercio, Leopoldo Rubinacci.
Pese a las reticencias de Francia y otros países de la UE, la presión crece a ambos lados del Atlántico para ratificar el acuerdo, en un contexto de incertidumbre comercial mundial por los aranceles de Donald Trump.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó este mes a su par francés, Emmanuel Macron, su determinación a firmarlo antes de finales de año, durante su presidencia pro témpore del Mercosur.
Dinamarca, que asume también en julio la del Consejo de la UE durante seis meses, lleva en su programa “profundizar las relaciones de la UE con América Latina”, “apoyando la ratificación del acuerdo UE-Mercosur”, entre otros.

Primer paso, clave
Pero el primer paso, del lado europeo, lo tiene que dar la Comisión Europea con la presentación del acuerdo cerrado a los 27 países del bloque y al Parlamento Europeo para que den su visto bueno antes de la firma final.
El anuncio de esta etapa supone un revés para Francia, que sigue reclamando revisar la cláusula de salvaguarda incluida en el tratado, al considerarla insuficiente para proteger su sector agrícola.
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Macron reclama un protocolo adicional al acuerdo para incluir estas medidas, pero el comisario europeo de Agricultura, Christophe Hansen, lo descartó.
“La Comisión quiere imponer su voluntad”, denunció la ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, al recibir en París a su homólogo polaco, Czeslaw Siekierski, que comparte su preocupación.
Temores en Francia
“El acuerdo con Mercosur debe ratificarse e implementarse rápidamente”, dijo Friedrich Merz, canciller de la industrial Alemania. Finlandia y Suecia también abogaron por implementarlo para aliviar los aranceles de Trump.
Los ganaderos franceses temen en cambio la competencia de sus pares del Mercosur en los cortes más lucrativos, como el solomillo de vacuno, y denuncian que sus normas de producción son menos restrictivas que las de la UE.

Dividir el acuerdo
Para evitar un veto francés, la Comisión Europea podría dividir el tratado en dos, separando el apartado comercial del resto, lo que simplificaría su ratificación en Europa: sólo necesitaría el sí de la Eurocámara y del Consejo de la UE.
Francia se proyecta en este último escenario. Sus ministros de Exteriores, de Europa y de Agricultura multiplicaron los contactos con sus pares para construir una “minoría de bloqueo” en el Consejo de la UE.
Esta opción necesitaría que al menos cuatro de los 27 países de la UE se opongan al acuerdo comercial o se abstengan, siempre y cuando el peso de los partidarios del mismo no alcance el 65% de la población del bloque europeo.
Según la francesa Genevard, Hungría, Austria, Irlanda, Países Bajos, Rumanía e Italia compartiría la “lucha” de Francia. Aunque estos países podrían en teoría bloquear el acuerdo, la ministra no pudo confirmar si lo harían finalmente.
París no baja los brazos y espera lograr cambios en el acuerdo incluso durante el proceso de ratificación, al entender que Bruselas no puede obviar su posición ni la capacidad de movilización del sector agrícola.