En una entrevista que publica el diario austríaco 'Die Presse' en su edición de mañana, viernes, el jefe de la diplomacia israelí confirmó que su gobierno está dispuesto a ofrecer "libre tránsito al exilio para los líderes de Hamás" como parte de una solución diplomática.
Saar afirmó que esta alternativa podría facilitar el final del conflicto, al recordar que "así terminó en 1982 la guerra en el Líbano con la OLP, cuando (Yasir) Arafat y sus terroristas salieron de Beirut hacia Túnez".
Esta propuesta de Israel se enmarca en el contexto de un posible acuerdo de 60 días de alto el fuego, que se negocia desde el domingo pasado en Catar y durante el cual se liberarían progresivamente rehenes y se discutiría una solución permanente al conflicto.
Primero se liberarían ocho rehenes vivos y al final de los 50 días otros dos, explicó Saar, al tiempo que también serían enviados a Israel 18 cadáveres de israelíes secuestrados a Gaza.
Todo a cambio de un número todavía no negociado de presos y terroristas palestinos detenidos en Israel.
Según Saar, el objetivo es claro: "Debemos asegurarnos de que Hamás no controle la Franja de Gaza".
Para Israel, el control de las armas es sinónimo de control del territorio, y sacar a Hamás de la ecuación militar es esencial para evitar una repetición del ataque del 7 de octubre de 2023.
Hamás atacó ese día el sur de Israel, matando a unas 1.200 personas y secuestrando a otras 250, de las cuales 50 siguen retenidas en la Franja.
Aunque el grupo islamista no ha aceptado aún la opción del exilio, Saar sostiene que hay precedentes recientes que validan esta vía: "Muchos de los terroristas palestinos liberados en el último alto el fuego fueron al exilio en países vecinos".
La idea del exilio aparece también como respuesta a las crecientes presiones humanitarias y aunque Saar reconoció la gravedad de la situación actual, responsabilizó por ello directamente a Hamas.
"La organización es responsable del sufrimiento tanto de los palestinos como de los israelíes", aseveró el ministro. quien se reunió este jueves en Viena con sus homólogos de Alemania y Austria, Johann Wadephul y Beate Meinl-Reisinger, respectivamente.
Saar añadió que mientras se mantenga el control de Hamás sobre los suministros, la ayuda internacional será ineficaz o desviada, ya que "Hamás ha convertido la ayuda humanitaria en su principal fuente de ingresos durante la guerra".
En cuanto al futuro político de Gaza, el ministro rechazó la posibilidad de transferir el poder a la Autoridad Nacional Palestina.
"Después de todo lo que hemos pagado en Gaza, no vamos a entregarle el control a una entidad que no tiene respaldo popular, no controla ni siquiera Cisjordania y que aún paga salarios a terroristas", aseguró.
A su juicio, "la Autoridad Palestina sigue promoviendo el odio contra Israel en escuelas, mezquitas y medios", y por tanto no representa una opción aceptable para garantizar la seguridad en la región.
Saar también rechazó categóricamente las acusaciones de que Israel busca deportar o trasladar forzosamente a la población palestina fuera de Gaza.
"No hay ningún plan para expulsar a la población", afirmó el ministro y aseguró que los desplazamientos internos fueron "medidas de protección durante los combates, no una estrategia de expulsión".
Según Saar, cualquier salida de palestinos del territorio debe ser "voluntaria y basada en la disposición de terceros países a recibirlos", una práctica que Israel considera legítima en cualquier conflicto internacional.