El presidente ruso, Vladímir Putin, se niega a poner fin a la invasión iniciada en febrero de 2022. Su ofensiva se intensificó en las últimas semanas, en coincidencia con el estancamiento de las negociaciones impulsadas por Estados Unidos para frenar los combates en Ucrania.
Moscú rompe récords cada semana en número de drones lanzados, suministrados por una industria de defensa que opera a plena capacidad.
“Estamos muy, muy descontentos” con Rusia, declaró Trump a periodistas durante una reunión con el jefe de la OTAN, Mark Rutte, en la Casa Blanca.
“Vamos a aplicar aranceles muy duros si no llegamos a un acuerdo en 50 días, aranceles de aproximadamente el 100%”, declaró Trump.
Añadió que se trataría de “aranceles secundarios” que afectarían a los socios comerciales de Rusia. El objetivo es asfixiar económicamente al país, sometido ya a sanciones occidentales duras.
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El primer socio comercial de Rusia el año pasado fue China, con cerca del 34%, seguido de lejos por India, Turquía y Bielorrusia, según el Servicio Federal de Aduanas ruso.
Trump y Rutte revelaron los términos de un acuerdo en virtud del cual la alianza militar de la OTAN compraría armas a Estados Unidos, incluidas baterías antimisiles Patriot, y luego las suministraría a Ucrania.
“Se comprará miles de millones de dólares en equipo militar a Estados Unidos, que se destinará a la OTAN (...) y se distribuirá rápidamente en el campo de batalla”, declaró Trump.