El mandatario isleño atraviesa el momento más delicado de su administración, con índices de aprobación en mínimos desde que asumió el cargo, fruto de varios reveses políticos de magnitud, entre ellos la imposición de aranceles del 20% sobre los productos taiwaneses por parte de Estados Unidos y el intento fallido de recuperar el control del Parlamento, informó EFE.
Este resultado dejó a su administración en una posición vulnerable, generó incertidumbre dentro de su partido y puso en entredicho su programa energético, concluye un artículo del South China Morning Post.
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Según EFE, el presidente Lai, anunció el fin de semana una remodelación de su equipo de Gobierno, el mismo día en que fracasaron el referéndum para reactivar la última central nuclear operativa de la isla y las votaciones para destituir a siete legisladores de la oposición.
Fracaso de revocatoria
Cientos de miles de taiwaneses acudieron a las urnas la semana pasda para votar la destitución de siete parlamentarios del Kuomintang (KMT, en mandarín, Partido Nacionalista chino), el principal partido opositor de Taiwán, en el marco de la segunda tanda de elecciones revocatorias celebradas en el territorio autogobernado.
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Según cifras de la Comisión Electoral Central, ninguna de las siete propuestas de revocatoria alcanzó el umbral mínimo del 25% de votos favorables en su distrito ni logró reunir más sufragios positivos que negativos, reportó EFE, que añade que estos comicios formaban parte de la segunda ronda de elecciones destinadas a destituir a 31 de los 39 legisladores del KMT elegidos por voto directo en enero de 2024.
Oposición mantiene control del parlamento
En la primera tanda, celebrada el 26 de julio, ninguna de las 24 iniciativas de revocación prosperó, lo que representó un duro revés para el gobernante Partido Democrático Progresista (PDP), que buscaba recuperar el control de un Parlamento dominado por el KMT y el minoritario Partido Popular de Taiwán (PPT).
Esta ola de votaciones revocatorias fue promovida por organizaciones civiles cercanas al oficialismo isleño, que criticaban algunas de las principales iniciativas impulsadas por la oposición, entre ellas la ampliación de las facultades de supervisión parlamentaria, los recortes al presupuesto estatal y los intentos de obstruir la labor del Tribunal Constitucional.

El Gobierno chino, que considera la isla de Taiwán como una “parte inalienable” de su territorio, ha expresado en varias ocasiones su rechazo al proceso de destitución, alineándose públicamente con las posturas del Kuomintang (en mandarín, Partido Nacionalista chino).
Aunque la formación opositora no defiende la “unificación” formal con la República Popular China, sí aboga por mejorar la comunicación entre Taipéi y Pekín; posición que contrasta con la del actual Ejecutivo taiwanés, más inclinado al soberanismo y a fortalecer las relaciones con Estados Unidos y otros países occidentales.