En el lugar solo quedan las vías del llamado Ascensor de Gloria (Elevador da Glória), ya que han sido retirados tanto el vagón que descarriló en una curva y que se encontraba en la parte de arriba del funicular, como la cabina que estaba en la parte de abajo.
Pese a que ya no quedan restos, todavía está precintado por la Policía el acceso a la Calçada da Glória, la cuesta por la que subía y bajaba ese medio de transporte. A primera hora de la mañana tan solo se veía en esa calle a tres operarios del Ayuntamiento.
Fuera del cordón había periodistas de distintas nacionalidades, la mayoría televisiones que estaban transmitiendo en directo.
En un lado, están apilados ramos de flores y mensajes dejados por los ciudadanos y por las autoridades, ya que el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, así como el primer ministro Luís Montenegro y el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, depositaron ofrendas anoche.
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Parte de un lateral de la Avenida da Liberdade, el que desemboca en la plaza de Restauradores, donde empieza la Calçada da Glória en dirección a Bairro Alto y el mirador de São Pedro de Alcântara, sigue cortado al tráfico.
Ayer, las fuerzas de seguridad terminaron la recogida de pruebas sobre el terreno.
Las causas del descarrilamiento
Aún se desconocen las causas del descarrilamiento del funicular, fundado de 1885, que se produjo sobre las 18.00 hora local (17.00 hora GMT) del miércoles.
Hasta de catorce nacionalidades son las víctimas del accidente entre las que hubo dos españoles heridos que fueron dados del alta del hospital la misma noche del suceso, así como portugueses, surcoreanos, suizos, alemanes, canadienses, ucranianos, estadounidenses, caboverdianos, italianos, franceses, marroquíes, israelíes y brasileños.