“El arte no está para lanzar llamamientos políticos de forma directa sino para generar empatía y conexión entre nosotros, que es el verdadero primer paso para resolver los problemas”, dijo el director al recoger el máximo galardón de la Mostra veneciana.
La declaración de Jarmusch iba en la dirección contraria a las intenciones de la segunda clasificada, la tunecina Kaouther ben Hania, que con La voz de Hind Rajab ha denunciado desde este prestigioso festival italiano la guerra en Gaza.
La cinta narra la historia real de los intentos por salvar a una niña de seis años palestina atrapada en un coche en medio de un ataque israelí, mediante la grabación auténtica de la conversación telefónica que mantuvo con la Media Luna Roja mientras era acribillada.

La voz de Hind Rajab valió a Ben Hania el León de Plata Gran Premio del Jurado y, al recogerlo, la directora denunció “el genocidio” perpetrado por Israel en Palestina.
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“El cine no puede devolvérnosla (a la niña) y no puede borrar las atrocidades cometidas en su contra, nadie puede restaurar jamás lo que nos ha sido quitado, pero puede preservar su voz y hacerla resonar más allá de las fronteras”, sostuvo, tras llevarse la mayor ovación de la noche.
Y agregó: “Su historia no es solo suya, es la tragedia de un pueblo entero durante el genocidio infligido por el régimen criminal israelí, que actúa con impunidad”.
La guerra en Gaza ha marcado esta 82 edición de la Mostra, incluso con una manifestación con miles de personas que atravesó el Lido veneciano, mientras en la gala de esta noche hasta se escuchó al patriarca de Jerusalén, el cardenal Giambattista Pizzaballa, que reclamó a la cultura “narrativas” nuevas y constructivas para una paz futura.

El jurado que ha tenido que determinar qué película se llevaba el primer galardón lo tuvo “muy difícil” y lo falló por un “0,000001 %”, sostuvo en la rueda de prensa final su presidente, el estadounidense Alexander Payne, justificándose con cierta dificultad.
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“Es muy difícil comparar y es la peor parte de participar en un festival. Además no podemos dar premios ‘ex aequo’, pero como jurados valoramos de forma idéntica cada película”, afirmó, en ocasiones titubeando ante las preguntas de la prensa.
El tercero en el palmarés fue el también estadounidense Benny Safdie por The Smashing Machine, un biopic sobre el profesional de la lucha Mark Kerr, interpretado por Dwayne Johnson.

Mientras que las mejores interpretaciones, distinguidas con la Copa Volpi, fueron para el italiano Toni Servillo, por su papel de un venerable presidente de Italia en La Grazia de Paolo Sorrentino, y para la china Xin Zhilei, protagonista del drama sentimental The Sun Rises On Us All.
Los franceses Valérie Donzelli y Gilles Marchand se llevaron el premio al mejor guion por Á pied d’oeuvre, adaptación de un libro autobiográfico de Frank Curtes, que cuenta cómo se topó con la precariedad laboral al perseguir su sueño de ser escritor.
Por último, el director italiano Gianfranco Rosi ganó el Premio Especial del Jurado por su documental sobre Nápoles, Sotto le nuvole, y la actriz suiza Luna Wedler se alzó como talento emergente por su trabajo en la alegoría vegetal Silent Friend.
En otras competiciones destacaron algunas producciones hispanas como Calle Málaga, de la realizadora hispano-marroquí Maryam Touzani y protagonizada por Carmen Maura y Marta Etura que se llevó el premio del público de la nueva sección Spotlight.
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En Horizontes, la segunda en importancia del festival, dedicada a las nuevas vanguardias, la mejor película fue En el camino, del mexicano David Pablos, una idilio homoerótico entre un joven que huye y un ‘trailero’ (camionero).
En la víspera, la película de Pablos había sido distinguida con el ‘Queer Lion’, un galardón colateral de la Mostra que premia a las mejores obras de temática homosexual.
Por otro lado el mejor guión de Horizontes fue para Hiedra, de la cineasta ecuatoriana Ana Cristina Barragán, quien aseguró que este reconocimiento “significa mucho” para el cine de su país donde, dijo, “hacerlo solo es posible con la sincronía de muchos esfuerzos titánicos”.
“Que viva el cine el cine latinoamericano, Palestina libre”, reivindicó la realizadora al recoger el galardón con esta cinta, la segunda ecuatoriana que llega a la prestigiosa Mostra tras Ratas, ratones y rateros (1999) de Sebastián Cordero.