La canonización de Acutis, fallecido de leucemia en 2006 a los 15 años, debía llevarse a cabo el 27 de abril, pero fue pospuesta debido a la muerte del papa Francisco. El proceso fue extremadamente rápido, algo poco habitual.
Acutis era muy talentoso en informática y creó una exposición digital sobre los milagros eucarísticos, lo que le valió el apodo de “influencer de Dios” o “ciberapóstol”.
Acutis, nacido en Londres en 1991 en el seno de una familia italiana acomodada y poco practicante, creció en Milán y mostró desde muy temprana edad mucho fervor religioso. Fue beatificado en 2020 y el Vaticano le atribuye dos milagros que lo califican para ser canonizado: la curación de un niño brasileño con una rara malformación del páncreas y la de una estudiante costarricense gravemente herida en un accidente.
En ambos casos, sus familias habían invocado al adolescente para que intercediera.
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En Asís, donde la tumba de Carlo Acutis atrae cada año a cientos de miles de peregrinos y curiosos, la diócesis instaló pantallas gigantes para seguir la ceremonia y fletó un tren especial que transportará a más de 800 personas a Roma.
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“Verso l’alto”
La canonización, que sigue a la beatificación, es el resultado de un proceso largo y meticuloso y solo puede ser aprobada por el papa.
Requiere tres condiciones: haber fallecido hace al menos cinco años, haber llevado una vida cristiana ejemplar y haber realizado al menos dos milagros, uno de ellos después de la beatificación.
Esta decisión es objeto de un “proceso”, una investigación instruida en el Vaticano por el Dicasterio para las Causas de los Santos, en la que especialistas como médicos y teólogos se encargan de evaluar si hubo milagros, que en generación son curaciones sin una explicación científica.