Al inaugurar la 60º sesión del Consejo de Derechos Humanos acusó tanto al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) como al Ejército sudanés de mostrar “un desprecio total por el derecho internacional y los derechos humanos”.
Las hostilidades se han intensificado en los últimos meses en los estados de Kordofán y Darfur, en particular en la capital de Darfur Norte, Al Fasher, que sufre desde hace más de 500 días un asedió por parte de las FAR, lo que impide la entrada de ayuda humanitaria y tiene a la población en situación de hambre.
Al mismo tiempo, en esos dos estados se han multiplicado los ataques de ambas partes contra instalaciones sanitarias, mercados y plantas de agua.
“La violencia sexual está extendida, predominantemente contra mujeres y niñas desplazadas. No hay rutas seguras fuera de la ciudad, y he planteado repetidamente el riesgo de nuevas atrocidades de carácter étnico”, recalcó Türk.
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El actual conflicto en Sudán adquirió rápidamente una connotación étnica en Darfur, donde desde abril de 2023 se han registrado varios casos de ataques de las FAR en coordinación con otros grupos armados locales contra grupos no árabes, lo que muchos observadores consideran una reactivación de la violencia étnica que marcó el conflicto de Darfur entre 2003 y 2011.
Naciones Unidas y diversas organizaciones proderechos humanos han alertado sobre la posibilidad de que se estén cometiendo nuevamente crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Sudán.
Las FAR -antes aliadas del Gobierno sudanés,- se formaron a partir de las milicias janjaweed, que junto con las fuerzas armadas de Sudán llevaron a cabo en ese periodo una campaña de limpieza étnica contra comunidades africanas no árabes.
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La Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto por genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra varios responsables políticos sudaneses por esos hechos, incluido el expresidente Omar Al Bashir, quien se encuentra en Sudán.