El portavoz de la Cancillería china Lin Jian declaró hoy en una rueda de prensa que “las afirmaciones falaces distorsionan el bien y el mal y confunden a la opinión pública”, algo que su país “condena enérgicamente”.
Lin aseveró que “el regreso de Taiwán a China es un elemento importante de la victoria de la Segunda Guerra Mundial y del orden internacional de la posguerra”, al tiempo que añadió que documentos históricos como la Declaración de El Cairo (1943) “confirman claramente la soberanía de China sobre Taiwán”.
“La cuestión del estatus de Taiwán se resolvió por completo en 1945, con la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa (nombre que recibe en China la Segunda Guerra Mundial)”, agregó el vocero, para quien la soberanía de Pekín sobre Taiwán “es un hecho histórico y legal indiscutible”.
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Un portavoz del AIT afirmó que Pekín “deliberadamente tergiversa” textos históricos como la citada Declaración de El Cairo, la Proclamación de Potsdam (1945) y el Tratado de San Francisco (1951) para sostener sus acciones de “coerción” contra Taiwán.
“La narrativa de Pekín es completamente errónea: ninguno de esos documentos determinó el estatus político final de Taiwán”, subrayó el representante estadounidense.
Durante la II Guerra Mundial, el Gobierno reconocido internacionalmente como legítimo de China era el de la República de China (ROC, por sus siglas en inglés), cuyos representantes se trasladaron a la isla de Taiwán tras perder la guerra civil frente a las fuerzas comunistas en 1949.
El 1 de octubre de ese mismo año, el Partido Comunista fundó en Pekín la República Popular China, mientras que el Gobierno de la ROC continuó su existencia en Taipéi y se mantiene como la entidad legal que administra la isla a día de hoy.
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Ningún tratado internacional ha reconocido de manera explícita la soberanía de la República Popular China sobre Taiwán, lo que mantiene abierto el debate sobre el estatus político de la isla.
Con todo, las autoridades de Pekín consideran a Taiwán como una “parte inalienable” del territorio chino y no han descartado el uso de la fuerza para concretar la “reunificación” de la isla y el continente, uno de los objetivos a largo plazo trazados por el presidente chino, Xi Jinping, tras su llegada al poder en 2012.
El Gobierno de Taiwán, liderado por el Partido Democrático Progresista, una formación de tendencia soberanista, desde 2016, defiende que la isla ya es de facto un país independiente y sostiene que su futuro solo puede ser decidido por sus 23 millones de habitantes.