“Si bien estos esfuerzos de paz africanos e internacionales son encomiables y prometedores, aún no han cumplido sus promesas: el alto el fuego acordado no se está respetando”, declaró Xia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas este lunes, al presentar un informe sobre la situación en la región, según un comunicado de la ONU.
El diplomático destacó que los avances logrados con el Acuerdo de Washington, firmado el 27 de junio entre la RDC y Ruanda, y la Declaración de Principios de Doha, del 19 de julio, rubricada entre la Alianza del Río Congo/M23 (brazo político del rebelde Movimiento 23 de marzo, M23) y el Gobierno congoleño bajo mediación de Catar.
Sin embargo, insistió en que aún “se requieren más esfuerzos” para alcanzar una paz “duradera y sostenible”.
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Xia elogió los esfuerzos de Estados Unidos y Catar por facilitar las negociaciones y expresó su deseo de que las conversaciones de paz se reanuden pronto, ya que “la situación humanitaria sigue siendo catastrófica”, e instó a todas las partes a comprometerse con un “alto el fuego inmediato e incondicional”.
El este de la RDC sufre desde hace décadas la presencia de múltiples grupos armados, pero la situación se agravó desde enero de 2025, cuando el M23 capturó varias ciudades estratégicas, como Goma capital de la provincia de Kivu del Norte; y Bukavu, capital de la vecina Kivu del Sur.
Ambas provincias son ricas en recursos minerales usados en la fabricación de teléfonos móviles y vehículos eléctricos.
De acuerdo con la ONU, el Gobierno de la RDC y varios países occidentales, el M23 está respaldado por Ruanda, algo que Kigali ha negado reiteradas veces.
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La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) informó de al menos 1,6 millones de personas desplazadas por la violencia desde principios de año, de las que el 68 % se atribuye al conflicto en curso.
La semana pasada, el Ministerio del Interior de la RDC acusó al M23 de cometer unos 272 asesinatos y ejecuciones sumarias, unas 300 violaciones y al menos 300 casos de torturas durante septiembre pasado.
Desde 1998, el este congoleño vive sumido en un conflicto marcado por la presencia de milicias rebeldes y enfrentamientos con el Ejército, pese al despliegue de la misión de la ONU (Monusco).
