El enfrentamiento, en el que la mayoría de víctimas fueron decapitadas, ocurrió en el presidio Desembargador Raimundo Vidal Pessoa, en el centro de la capital de Amazonas, según explicó el secretario de Administración Penitenciaria del estado, Pedro Florencio, a la red Globo.
El penal, clausurado en octubre por sus malas condiciones, había sido reabierto de urgencia el lunes para acomodar a casi 300 reclusos procedentes de otros tres presidios de Manaos.
Las autoridades locales pretendían así separar a presos de las dos facciones implicadas en la masacre del pasado domingo, en la que 56 internos fueron brutalmente asesinados en el complejo penitenciario Anisio Jobim (Compaj). La tarde del lunes, otros cuatro fueron encontrados en otra unidad del mismo recinto.
Amontonados en la enfermería y la capilla, las pésimas condiciones de la prisión a la que fueron transferidos derivó en un tumulto de los internos el viernes, que se manifestaron exigiendo mejoras. La protesta se dispersó sin víctimas a cambio de la promesa de que serán redistribuidos en cuanto se terminen las obras, según el sitio de información G1.
El mismo viernes, en el también norteño estado de Roraima, otra matanza dejó 33 reclusos muertos agravando la crisis del sistema penitenciario brasileño, carcomido por la superpoblación y el dominio de las bandas.
Aunque el balance descendió después a 31 fallecidos, este sábado se encontraron dos cuerpos enterrados en el mismo presidio de Boa Vista, capital de este estado fronterizo con Venezuela, donde se produjo la tragedia.
Esta última escalada de violencia la desencadenó, según las investigaciones, la guerra abierta entre el Primer Comando de la Capital (PCC) , la mayor facción criminal del país, y el Comando Vermelho -apoyado por sus aliados locales de la Familia do Norte-, por el control nacional del narcotráfico.
Con 622.000 personas privadas de libertad -en su mayoría jóvenes negros-, el gigante sudamericano tiene la cuarta mayor población penal del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según datos oficiales.
A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167% y un informe del Ministerio de Justicia estima que habría que aumentar las plazas en un 50% para solucionar el problema.
El jueves, el gobierno de Michel Temer anunció un nuevo plan de seguridad que prevé la creación de nuevas prisiones en todos los estados, así como medidas de modernización del sistema.