“Esas acciones han conseguido reducir los crímenes transfronterizos y, por eso, serán constantes”, afirmó Temer, que es responsable por la coordinación del Plan Estratégico de Fronteras, en su visita este lunes a un batallón de infantería en Foz de Iguazu, ciudad brasileña fronteriza con Paraguay y Argentina.
Temer se refirió específicamente a las operaciones de combate a ilícitos como Ágata y Centinela, que las Fuerzas Armadas organizan periódicamente y que movilizan miles de recursos humanos y materiales para combatir crímenes como el narcotráfico, el contrabando, el tráfico de personas y armas, la minería ilegal y la inmigración irregular.
En la séptima edición de la operación Ágata, lanzada hace diez días, participan cerca de 25.000 militares y unos 10.000 agentes de policía y de diez diferentes agencias reguladoras en operaciones de vigilancia y fiscalización a lo largo de los 16.886 kilómetros de frontera terrestre de Brasil con diez países vecinos.
El objetivo de la séptima edición de la operación es garantizar la seguridad durante la Copa Confederaciones, que Brasil organizará en junio próximo, y la visita que el papa Francisco realizará al país en julio para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.
Según Temer, las operaciones dejarán de tener objetivos específicos para asumir carácter permanente.
“Los únicos que reclaman de esas operaciones son quienes están en la ilegalidad”, afirmó el vicepresidente en un pronunciamiento realizado durante su visita a la sede del XXXIV Batallón de Infantería Mecanizada en Foz do Iguaçu.
Según Temer, el uso del aparato militar en las fronteras “ahuyenta a las organizaciones criminales y reduce los ilícitos”.
En la visita a la unidad militar, Temer fue informado sobre los resultados parciales de la Operación Ágata 7, según un comunicado del Ministerio de Defensa.
Según el jefe de Operaciones Conjuntas del Ministerio de Defensa, general Ricardo Machado Vieira, la nueva operación ha movilizado hasta ahora a 33.563 militares y 1.090 fiscales de agencias gubernamentales.
El oficial agregó que la operación fue reforzada entre las ciudades de Guaíra, en la frontera con Paraguay, y Chuí, en la frontera con Uruguay, por vuelos de Vehículos Aéreos no Tripulados (Vant o drones) operados tanto por la Policía Federal como por la Fuerza Aérea.
Los vuelos “permitieron hacer mapas de regiones en las que ocurren ilícitos y utilizar los datos para reprimir tales crímenes”, según el comunicado del Ministerio.
Antes de lanzar la Operación Ágata 7, el Gobierno brasileño mantuvo contactos con las autoridades de los diez países.
Brasil limita con la Guyana Francesa, Guyana, Surinam, Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú, Paraguay, Argentina y Uruguay.
Para la nueva operación, la séptima desde 2011, el Ejército ha empleado aviones, carros blindados y vehículos ligeros para el transporte de tropas.
La Armada ha desplegado buques de patrulla fluvial, lanchas y helicópteros UH-12, y barcos de asistencia hospitalaria, y la Fuerza Aérea ha empleado los cazas Súper Tucano (A-29) y F 5EM, aviones radares, helicópteros y sus VANT.