Brasil recuerda 50 años del golpe y repudia a “nostálgicos” de la dictadura

BRASILIA. Brasil recordó hoy el golpe que hace 50 años derrocó al presidente Joao Goulart en una jornada de “repudio” a los llamados “nostálgicos” de la dictadura, que intentaron valerse de la fecha para elogiar el “combate de los militares al comunismo”.

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Uno de los episodios más polémicos del cincuentenario del golpe del 1 de abril de 1964, que instauró una dictadura que perduró hasta 1985, se vivió hoy durante una sesión celebrada en el Congreso, que fue clausurada abruptamente en medio de duras discusiones.

La discusión surgió en momentos en que se aprestaba a tomar la palabra el diputado Jair Bolsonaro, un exmilitar del derechista Partido Progresista (PP) que suele evocar los 21 años de gobiernos castrenses como una época de “orden y progreso” para el país.

Bolsonaro fue recibido con fuertes abucheos por la mayoría de los parlamentarios y los gritos fueron aún mayores cuando pronunció la única frase que se le pudo escuchar.

“Compañera en armas”, declaró Bolsonaro, en lo que pareció una alusión a los vínculos que la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tuvo en su juventud con grupos que se alzaron contra la dictadura, por los que pasó casi tres años en la cárcel.

El diputado había anticipado que pretendía “torturar con algunas verdades” a la izquierda, pero no llegó a hacerlo pues la mayoría de los diputados le dio la espalda cuando ocupó la tribuna.

En medio de las protestas, muchos mostraron carteles con rostros de desaparecidos y muertos durante el régimen militar, que hace hoy 50 años derrocó al Gobierno de Goulart.

El diputado Amir Lando, del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), quien presidía la sesión, instó a los parlamentarios a escuchar a Bolsonaro, aún cuando lo repudiasen.

“La democracia es así. Es conflicto, es diálogo, es debate, y en democracia todos deben ser oídos”, declaró Lando, quien advirtió de que las normas del Parlamento no permiten que una sesión continúe si el plenario la da la espalda a un orador.

Frente a la insistencia de quienes protestaban, Lando clausuró entonces la sesión, que había sido convocada para manifestar el “repudio” de la clase política al golpe del 1 de abril de 1964.

Al inaugurar la sesión, el presidente de la Cámara Baja, Henrique Eduardo Alves, manifestó su rechazo a “todo intento por celebrar el golpe” y sancionó un decreto parlamentario que instituye el 2014 como “Año de la Democracia, la Memoria y el Derecho a la Verdad”.

Alves recordó que, durante la dictadura, el Congreso fue “cerrado tres veces” (en 1966, 1967 y 1977) y rindió homenaje a la memoria de los parlamentarios perseguidos, los proscritos y de otros que fueron asesinados o torturados.

Antes que Bolsonaro intentase hablar, había ocupado la tribuna la diputada socialista Luiza Erundina, quien exigió la derogación de una Ley de Amnistía que el régimen militar dictó en 1979 y que sigue en vigor, tras haber sido refrendada en 2010 por la Corte Suprema.

“La revisión de la amnistía es una cuestión de respeto a la dignidad humana”, declaró Erundina, quien aseguró que, debido a esa ley, “el derecho a la verdad y la justicia continúan vedados” cinco décadas después del golpe.

Erundina también fue interrumpida brevemente por un pequeño grupo de personas que mostró en las galerías de la cámara un cartel en el que se leía “Felicidades militares. Gracias a ustedes Brasil no es Cuba”.

Otros carteles fueron exhibidos por Ivone Luzardo, presidenta de la llamada Unión Nacional de Esposas de Militares, y algunas de las integrantes de ese pequeño grupo de derechas y contenían frases como “Fuera Corruptos” o “Comunismo aquí no”.

La ley que ampara a los culpables de crímenes de lesa humanidad ocurridos en la dictadura también fue criticada hoy por organismos humanitarios, como Amnistía Internacional (AI), que se sumó a las voces que exigen su derogación.

En el marco del cincuentenario del golpe, AI anunció una campaña de recogida de firmas con miras a exigir al Congreso la anulación de la Ley de Amnistía, con el objetivo de “eliminar los dispositivos que impiden la investigación y sanción de graves violaciones de los derechos humanos”. 

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