Es el primer paso relevante anunciado por las autoridades desde el 14 de marzo de 2018, cuando Franco y Gomes fueron acribillados en su auto en marcha en el centro de Rio de Janeiro. Se trata del sargento retirado de la Policía Militar (PM) Roni Lessa, de 48 años, acusado de ser el autor de los trece disparos, y de Elcio Vieira de Queiroz, de 46, que según los informes fue expulsado de la PM, sospechoso de ser su conductor.
Lessa fue detenido en una lujosa casa frente al mar, en el barrio Barra da Tijuca, zona oeste de Rio de Janeiro. Según los fiscales del Grupo de Acción Especial de Combate al Crimen Organizado citados por el periódico O Globo, “es indiscutible que Marielle Franco fue sumariamente ejecutada en función de su actuación política en defensa de las causas que defendía”. Su asesinato fue meticulosamente planificado durante tres meses.
Franco, nacida y criada en el complejo de favelas de la Maré, luchaba por los derechos de los negros, las mujeres y la comunidad LGTB y denunciaba los abusos policiales contra las comunidades pobres. Era concejal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, izquierda) .
“Es un paso decisivo pero el caso no está resuelto”, dijo a la TV Globonews Marcelo Freixo, diputado federal del PSOL, padrino político y amigo de Franco, para quien es preciso responder “quién ordenó matarla. ¿Cuál es la motivación política? ¿Qué interés existía para matar a Marielle?”.
“Yo convivo con amenazas desde hace diez años. Pero no era el caso de Marielle. Ella no tenía un auto blindado, no tenía un esquema de protección porque nunca recibió ninguna amenaza. No estaba al frente de ninguna acción directa que pudiese generar sospechas” de que sería asesinada, añadió Freixo, que integró una comisión que investigó a las milicias parapoliciales de Rio de Janeiro.
La operación policial del martes, transmitida en vivo por la televisión, inspecciona desde la madrugada diferentes residencias en busca de documentos, celulares, armas y otras pruebas. La demora en apuntar responsables suscitó críticas de organizaciones de derechos humanos e hizo crecer las sospechas de que existen grupos intentando obstaculizar las investigaciones, que están a cargo de la Policía Civil de Rio de Janeiro.
Esto motivó una “investigación de la investigación” a cargo de la Policía Federal, que todavía está en curso y sobre la que no se conocen detalles. Tras su asesinato, Franco, mujer, negra y lesbiana, pasó de ser una figura conocida apenas en el reducto de la política local a un símbolo mundial de resistencia que motivó masivas protestas exigiendo una respuesta.
“Lo que ocurrió en la noche del 14 de marzo fue un intento de silenciar todos esos movimientos que estaban creciendo: de mujeres negras, de la población LGBT, querían que las mujeres negras abandonaran sus luchas, que la población LBGT se retrajera”, había dicho la semana pasada a la AFP su viuda, Mónica Benicio, al desfilar en la escuela de samba Mangueira que este año se coronó campeona del carnaval de Rio de Janeiro y homenajeó a Franco.
La violencia se acentuó en Rio desde el fin de los Juegos Olímpicos de 2016, con guerras entre bandas de narcotraficantes o de las bandas contra milicias parapoliciales o las fuerzas de seguridad.