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Médicos Sin Fronteras es la organización con más experiencia en el tratamiento de enfermedades como el ébola, en África del Oeste. En 20 años han aprendido sobre los estrictos protocolos de seguridad y que el obstáculo principal ha sido el desinterés de las farmacéuticas por desarrollar una vacuna, pues ya pasaron 40 años desde que se registró por primera vez la enfermedad.
Según el presidente de MSF para América Latina, Jonathan Novoa, si esta epidemia, que es la más grande la historia del ébola, no hubiese tocado a extranjeros, todo seguiría igual, nadie estaría interesado en la enfermedad que ya mató a casi 4.000 africanos.
¿Ha tenido usted oportunidad de trabajar con la enfermedad? ¿Dónde, cuándo y qué nos puede decir acerca del ébola?
Yo estuve en el año 2005 en un brote del virus del Marburg, que es un primo hermano del ébola. Ambos son la de la misma familia del virus y producen exactamente los mismos síntomas; no tiene tratamiento hasta ahora y digamos que el manejo es muy parecido. Fue en Angola.
¿La tasa de mortalidad del marburg es tan alta como la del ébola?
Igual, porque son hermanos; es más, ahora mismo hay unos casos que se están registrando en Uganda.
¿Desde hace cuánto tiempo los profesionales de Médicos Sin Fronteras tratan el ébola?
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha respondido a todos los brotes de marburg o ébola desde el año 1995; llevamos casi 20 años de experiencia respondiendo a estos brotes.
¿Cuáles son los mayores obstáculos y qué descubrimientos han hecho en esos 20 años tratando la enfermedad?
En materia de medicamentos y vacunas no ha habido ningún avance hasta la epidemia actual, básicamente porque es una enfermedad que se produce en lugares muy rurales del África, con una población de gente relativamente pequeña. Por lo tanto, no ha habido mucho interés de parte de las compañías farmacéuticas, de grupos de investigación, de estudiar mucho este tema porque no hay realmente para ellos beneficio real para invertir en el combate a esta enfermedad.
Lo que ha aprendido Médicos Sin Fronteras a lo largo de estos brotes es cómo se debe manejar un centro de aislamiento de estos tipos de virus, cómo utilizar y cómo llevar protocolos muy estrictos del control de infecciones, de cómo uno se debe vestir, cómo debe ser la organización de un centro de aislamiento, dónde tiene que estar la entrada, el triage (técnica de selección de pacientes), dónde tiene que estar la parte de aislamiento, dónde tiene que estar el lugar de desechos y todo lo que es estructura de centros.
¿Deberían ya los médicos de todos los países ir estudiando todos esos protocolos tan largos y tan complicados?
Creo que el manejar un brote de ébola significa ser muy meticuloso y uno tiene que tener realmente muy claros todos los pasos que tiene que hacer, es decir, primero se pone el guante derecho, después el izquierdo, luego se lava, luego se pone la máscara, luego se pone el segundo guante, todos estos pasos (...) Uno tiene que ser muy meticuloso y muy rígido al respecto. MSF trabaja en pares, donde una persona vela por la otra y va visando, instruyendo y diciendo: ‘El primer paso ya está hecho’, y no estoy seguro si eso por ejemplo se está aplicando. Existe el protocolo de la OMS que creo que es el que están usando la mayoría de los países que ciertamente deriva mucho de la experiencia de MSF, pero como le digo, tratar ébola se trata de ser súper meticuloso y súper estricto con todos los procedimientos, no saltearse ninguno, tomarse el tiempo debido, uno tiene que ser muy cuidadoso cada día.
¿Es cierto que se necesita un laboratorio de nivel bioseguridad 4 para manejar el virus?
Sí, porque es un virus altamente patogénico.
¿Este tipo de laboratorios son comunes en Colombia y América Latina, que usted tenga conocimiento?
Una cosa es laboratorio donde se hacen pruebas y los que tienen el virus como tal aislado en un ambiente para hacer investigación, eso es otra cosa. Hay laboratorios donde por ejemplo tienen aislado el virus del sarampión, entonces claro, ese virus está ahí digamos, entre comillas, vivo, y para poder acceder a él y estar contacto con él necesito un laboratorio así, pero aquí no hay y seguramente en ninguno de estos lugares hay porque no necesitamos tener el virus aislado. Lo que sí necesitamos son centros médicos que tengan una unidad de cuidados intensivos, una unidad de aislamiento, que tengan la disponibilidad de trajes de protección, todo eso, yo creo que cada país de Sudamérica debe tenerlo.
En Colombia, el Ministerio de Salud ha emitido un comunicado y ha identificado algunos centros médicos, en tres ciudades del país donde deberían manejarse en el peor caso que venga un paciente o que se le confirme ébola en Colombia, donde pueda ser manejado. Son los Ministerios de Salud junto con la OMS los que deberían estar identificando estos centros, haciendo algún tipo de protocolo en caso de que venga algún paciente de África del Oeste y se le declare la enfermedad.
MSF está mucho más preocupado ahorita por lo que está pasando en el terreno de los tres países más afectados, que son Guinea, Liberia y Sierra Leona. Hacemos siempre el llamado para que los esfuerzos y la atención tanto de los medios y del mundo estén realmente no en el paciente que estuvo diagnosticado en Estados Unidos sino que más bien en las 8.000 personas que están sufriendo en este momento en África del Oeste.
¿Por qué debería preocuparnos más y qué deben hacer los organismos internacionales y las autoridades a nivel mundial para paliar esa situación?
MSF ha hecho diferentes llamados porque se necesita básicamente más equipos médicos de respuesta inmediata con experiencia en agentes biológicos que puedan ir a hacer más detección de casos, que pueda haber más centros de aislamiento, que puedan tener laboratorios móviles para detectar con mayor rapidez la enfermedad. Se necesita también un esfuerzo mucho más grande en la sensibilización en la comunidad, que se le pueda decir a la gente cuáles son los síntomas, cuáles son las consecuencias, cómo se transmite.
Hay casos reportados, confirmados, hay como 8.000 y esto obviamente es mucho menos de lo que suponemos es la cifra real, porque estamos seguros que mucha gente no va a los centros de aislamiento, estamos seguros que mucha gente se esconde por miedo y obviamente también ocurre lo mismo con la cifra de fallecidos, que ya está casi llegando a los 4.000.
De estos 8.000, MSF trata a más o menos a las dos terceras partes, pero tiene 550 camas para atender a 550 pacientes, es decir tiene la capacidad para atender a 550 personas en un universo inmenso de más de 8.000 personas, lo que es muy poco; entonces eso es lo que pide la organización, que los países que tienen equipos y fondos para poder enviar médicos de una capacidad rápida de respuesta, que puedan montar más centros de aislamiento, que puedan dedicarse al trabajo comunitario, de tener laboratorios clínicos móviles donde se puedan hacer más rápido las pruebas y detectar a la mayor cantidad de pacientes positivos.
Ha habido alguna respuesta a nuestro llamado, pero la verdad es que todavía no se siente en el terreno que esa ayuda ha llegado. Si bien ha habido esfuerzos de algunos gobiernos como Cuba, Estados Unidos, Gran Bretaña, no vemos todavía que eso está muy reflejado en el terreno y decir que ahora hay muchos más centros de aislamiento y estamos conteniendo la enfermedad; estamos -creo- todavía lejos de eso.
¿Qué es diferente en esta epidemia con las anteriores?
Este es un brote -primeramente- el más grande de la historia del ébola. Una cosa es manejar un brote de 100, 200 personas en una zona muy rural de El Congo y otra cosa es manejar un brote de ébola en tres países y dos capitales. Hay mucha más densidad poblacional, hay mucho más movimiento de gente, donde es mucho más difícil hacer el trazado de ubicación de todos los contactos de estas personas.
La otra causa muy importante es que este es un virus que aparece en un sitio donde nunca antes había aparecido y esto trae muchas consecuencias: la gente no entiende de qué se trata la enfermedad, la gente comienza a tener miedo, especulaciones, a quedarse en sus casas y cuando la gente se queda en la casa y enferma y finalmente fallece en la casa, uno debe tener en cuenta que el virus es mucho más contagioso cuando uno está bastante enfermo, o sea casi a puertas de fallecer y apenas fallece. Esa es la etapa donde uno es más contagioso.
En estos países también hay ciertas prácticas funerarias que implican el contacto y manipulación importante del cadáver, es decir, hay una especie de ritual, de lavado, en donde normalmente la persona fallecida es más potencialmente contagiosa y viene mucha gente para el funeral de esta persona, están en contacto con ellos (el cadáver y los familiares), regresan sus casas y también es por eso que ha sido bien difícil detener la enfermedad.
Si un médico de su organización se contagia, ¿esta persona es repatriada o queda ahí en el lugar donde estaba para ser tratada?
Tenemos dos casos de dos repatriados que han dado positivo para el ébola y los dos han sido repatriados para sus países. Recuerde que estos tres países vienen recuperándose de unas guerras bastante importantes y tienen sistemas de salud bastante precarios, no tienen la capacidad como para darle el mayor soporte posible a una persona en una unidad con medida de soporte ventilatorio, medida de soporte cardiogénicas. Si uno es muy meticuloso y uno tiene un equipo de médicos con una unidad de aislamiento bastante buena, donde se siguen los protocolos estrictamente, pueden ser repatriadas sin ningún problema esas personas, y el personal de salud que va a entrar en contacto con ellas van a tener relativamente pocas posibilidades de contagiarse. Consideramos mucho mejor para una persona que está infectada que pueda ser tratada en un lugar donde pueda tener todo el soporte posible para contener la enfermedad, que si tiene una falla renal se le pueda hacer una diálisis, que si tiene un paro respiratorio se le pueda poner en un ventilador, cosas que en Liberia ni en Guinea existen.
¿Hay otros virus como el ébola que antes de un gran brote no son conocidos y que son altamente peligrosos?
El otro importante es el marburg, que es el primo hermano del ébola; son muy parecidos en su accionar, son muy parecidos en su composición, en su forma, en su transmisión. Ha habido menos brotes de marburg que ébola y ha habido en otros lugares. Los brotes de ébola normalmente se han dado en Sudán y en El Congo y los brotes de marburg han estado más en Angola y El Congo y ahora en Uganda. Son esos virus los más virulentos, mortales, son los que tienen la mortalidad más alta que cualquier otro virus. Hay otro tipo de virus como chikunguña, pero es un virus mucho menos nocivo; da una serie de síntomas pero que finalmente la persona no fallece.
El problema no es dónde aparecen los virus, sino qué se hace para esas enfermedades que atacan a ciertas poblaciones más vulnerables, más pobres; son enfermedades olvidadas. No hay interés genuino de poder hacer algo con un impacto muy grande en las poblaciones más vulnerables. Es lo que está pasando con el ébola; si no hubiera pasado con esta magnitud y si no hubiera tocado a ciudadanos extranjeros, creo que estaríamos en lo mismo, no habría nadie interesado en hacer vacunas, no habría nadie interesado en fármacos, medicamentos. El problema no es de dónde venga la enfermedad sino a quién ataca y qué se hace para combatirla.
Digamos, hay mucha más plata metida pues en hacer investigación en desarrollo contra la caída del pelo y la disfunción eréctil de lo que hay ahorita para combatir el ébola, el marburg o el Chagas.