Llamó a la colaboración internacional para compartir información y limitar el impacto económico que suponen las catástrofes naturales.
Mohieldin hizo estas consideraciones durante la inauguración del llamado “ Diálogo de Sendai ” , un foro sobre gestión de desastres organizado por Japón y el BM en paralelo a la asamblea anual de este organismo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se celebra esta semana en Tokio.
Sendai, en el noreste nipón, fue una de las ciudades afectadas por el devastador tsunami que en marzo de 2011 azotó Japón, una tragedia que causó daños estimados en casi 17 billones de yenes (unos 216.000 millones de dólares) .
De esa catástrofe se han obtenido lecciones que es fundamental “ compartir con todos los países vulnerables a los desastres naturales ” , dijo el director gerente del BM.
Agregó que, para el organismo internacional, “ la gestión de riesgos ante desastres es una prioridad ” , al tiempo que recordó que los más afectados por catástrofes son “ aquellos con menos recursos ” .
Según datos de la ONU, más de 200 millones de personas sufren desastres naturales cada año, con pérdidas económicas valoradas en unos 200.000 millones de dólares.
Al margen de la gestión de desastres, “ el futuro afronta nuevos desafíos ” que pasan por el cambio climático o las crisis alimentarias, recordó Mohieldin, cuya intervención dio paso a varias sesiones dedicadas a trazar medidas para limitar el impacto de las catástrofes.
El “ Diálogo de Sendai ” , en el que participan unos 320 delegados de 40 países y supervivientes del terremoto y tsunami de Japón, lo clausurarán mañana el presidente del BM, Jim Yong Kim, y la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
Las conclusiones se llevarán además al Comité de Desarrollo del Banco Mundial, que mantendrá un encuentro en Tokio el sábado.
En un informe presentado en marzo, la ONU determinó que 2011 fue el año en el que mayores pérdidas económicas se registraron en toda la historia por el impacto de los desastres naturales, principalmente por los terremotos de Japón y Nueva Zelanda, y cifró en un mínimo de 380.000 millones de dólares el coste de los daños.
La cifra divulgada por la ONU se encuentra dos tercios por encima de la registrada en 2005, el año que hasta ahora ostentaba el récord en pérdidas debido al impacto del huracán Katrina sobre Nueva Orleans, en Estados Unidos, entre otros desastres.