Davis, convertida en un símbolo de oposición al matrimonio entre homosexuales, y su esposo Joe se reunieron en privado con el Papa en la nunciatura apostólica en Washington el jueves pasado, según dijo hoy este grupo que representa a la funcionaria ante la Justicia.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó al diario The New York Times el encuentro, pero rechazó dar detalles. Según el grupo cristiano, durante la reunión, el pontífice argentino y la funcionaria, de confesión evangélica cristiana, conversaron en inglés, se abrazaron y el papa le regaló a ella y a su marido un rosario que había bendecido previamente.
Alegando objeción de conciencia por sus creencias religiosas, Davis, excarcelada el pasado 8 de septiembre, dejó de emitir todo tipo de licencias de matrimonio en junio, cuando el Tribunal Supremo convirtió en un derecho constitucional las uniones entre las personas del mismo sexo y legalizó estos matrimonios en todo el país. Esta decisión histórica obliga a los trece estados que entonces todavía lo prohibían, entre ellos Kentucky, a permitir que las personas del mismo sexo puedan casarse.
Aunque algunos funcionarios expresaron su oposición a la decisión del Supremo, Davis fue la primera empleada del Gobierno encarcelada por negar a parejas del mismo sexo su derecho a casarse, un tema que sigue dividiendo a la sociedad estadounidense a pesar del creciente apoyo que ha ganado el matrimonio gay en los últimos años. La visita del papa Francisco a EE.UU. levantó gran expectación por sus históricos discursos ante el Congreso, las Naciones Unidas o su visita a la Casa Blanca, donde se reunió con el presidente Barack Obama.
Durante su viaje de vuelta al Vaticano tras su viaje a Cuba y EE.UU., sin citar a Davis, el Papa defendió la “objeción de conciencia” en relación con la defensa de la libertad religiosa por tratarse de un “derecho humano”, dijo, que no se puede negar. “Si el funcionario de gobierno es una persona humana, tiene ese derecho. Es un derecho humano”, agregó en alusión a los que en varios países, entre ellos Estados Unidos, se han negado a aplicar leyes, como la que reconoce el matrimonio entre homosexuales.