Aunque ni la fiscalía ni el gobierno han querido pronunciarse este domingo sobre esta hipótesis, de corroborarse dejaría heridos de muerte los diálogos de paz con la guerrilla en Quito. Justamente el mandatario Juan Manuel Santos, quien dejará el poder en agosto, mantiene en suspenso las conversaciones para superar el conflicto de medio siglo con el ELN, a raíz de una ofensiva mucho menos grave que lanzaron los rebeldes el 10 de enero, al término de una tregua de cien días.
Los indicios sobre tres ataques con explosivos que golpearon a la policía entre el sábado y el domingo parecieron cambiar de rumbo ante las primeras sospechas que señalaban a bandas del narcotráfico como autores del ataque más letal. El Frente de Guerra Urbano Nacional del ELN señaló en la página web https://insurgenciaurbana-eln.org/ haber cometido el atentado con bomba que el sábado afectó a una estación de policía en Barranquilla.
“Se atacaron fuerzas policiales de la estación San Jose (sic), en el sur de Barranquilla (...) Resultados: 5 policías muertos y 43 más heridos” , señaló el grupo. El balance oficial da cuenta de cinco muertos y 41 heridos. Y en un comienzo la policía y la alcaldía de Barranquilla deslizaron la versión de que se trataba de una represalia de narcotraficantes.
La AFP consultó a fuentes del ELN en Quito sobre el comunicado, que en principio no ha sido desmentido. Según esas fuentes que hablaron bajo reserva, el mando rebelde está “investigando” si el texto es auténtico, aunque admitieron que se trata de una de las páginas vinculadas con el ELN.
En su declaración, el frente rebelde de guerra justificó su “acción militar” ante la represión de la fuerza pública contra ciudadanos que protestan por la falta de atención del Estado. Las autoridades detuvieron a un hombre de 31 años como sospechoso de haber activado la bomba que mató a los cinco efectivos. Cristian Bellón, de 31 años, será imputado por la fiscalía de varios cargos.
Nuevas sospechas
Este domingo se produjeron dos nuevos atentados contra estaciones de policía. Según el organismo, una carga estalló en el puesto de mando de una aldea del municipio de Santa Rosa, en el departamento de Bolívar, también en el norte del país. En esta acción perdieron la vida dos uniformados y otro resultó herido.
“Lo más seguro es que esto viene del Ejército de Liberación Nacional” , dijo a la AFP el alcalde de Santa Rosa, Delmar Burgo. Aún impactada por lo ocurrido el sábado, Barranquilla fue nuevamente blanco de una acción con explosivos en menos de 24 horas.
Cuatro uniformados y un civil quedaron heridos tras otro ataque contra un puesto en el área metropolitana de esta ciudad de casi 1,3 millones de habitantes. Las víctimas están fuera de peligro y aún se desconoce si el explosivo fue lanzado o activado a distancia. “Se investiga posible relación con el atentado de ayer (sábado)”, agregó una fuente policial a la AFP.
En la cuerda floja
El atentado del sábado sorprendió a este puerto del Caribe que se prepara para su tradicional Carnaval, y es el primero de magnitud que golpea a una de las grandes ciudades de Colombia en los últimos años.
Azotado por más de medio siglo de conflicto, el país tomó un respiro tras el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, ahora convertida en partido político, y también por los esfuerzos del gobierno por alcanzar un pacto similar con los rebeldes guevaristas del ELN.
Sin embargo, a diferencia de las FARC, esta organización tiene una estructura federada, con unidades militares autónomas, que a juicio de los expertos dificulta mucho más un arreglo.
“Los diálogos están totalmente estancados” por haber incluido “el cese al fuego de manera prematura, y no veo que la agenda suscrita realmente esté avanzando, y al gobierno le queda tan poco tiempo que la posibilidad de avanzar es mínima”, dijo a la AFP Camilo Echandía, analista de la Universidad Externado de Colombia.
Santos pretende extinguir por completo el último conflicto armado de América que, en medio siglo, deja unas ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados. Además del ELN, quedan activos disidentes de las FARC y bandas armadas dedicadas al narcotráfico y la minería ilegal.