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“Lo que cambió en el mundo global no son tanto los problemas, sino su dimensión y su urgencia”, dijo el Papa durante una audiencia ante unos 7.000 delegados de la Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos (Acli, por sus siglas enitaliano) reunidos en el aula Paulo VI.
Y agregó: “inéditas son la amplitud y la velocidad de reproducción de las desigualdades. ¡Pero esto no podemos permitirlo! Debemos proponer alternativas justas y solidarias que sean realmente practicables”.
El Pontífice dijo que “la extensión de la precariedad, del trabajo en negro y del chantaje mafioso hace experimentar, en especial entre las jóvenes generaciones, que la falta de trabajo quita la dignidad, impide la plenitud de la vida humana y reclama una respuesta inmediata y vigorosa”.
“Los invito a realizar un sueño que vuela cada vez más alto. Debemos hacer que, a través del trabajo -el trabajo libre, creativo, participativo y solidario- el ser humano exprese y aumente la dignidad de la propia vida”.
Francisco sostuvo que “no podemos cortarle las alas a tantos, en especial jóvenes, que tienen tanto para dar con su inteligencia y capacidad; ellos deben ser liberados del peso que los oprime y les impide entrar en pleno derecho y cuanto ante sal mundo del trabajo”.
En relación al “trabajo libre”, el Papa subrayó que “muy amenudo, en cambio, el trabajo” está lleno de “opresiones adiversos niveles: del hombre sobre otro hombre; de nuevas organizaciones de esclavitud que oprimen a los más pobres; en especial muchos niños y muchas mujeres sufren una economía que obliga a un trabajo indigno que contradice la creación en su belleza y armonía”. “Debemos que el trabajo no sea instrumento de alienación, sino de esperanza y vida nueva”, enfatizó.