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Una Iglesia que sea “hospital de campo”, capaz como el samaritano de arrodillarse sobre las “heridas” del hombre, dehospedarlo, y curarlo, de construir puentes, es la que Francisco auspicia para sostener el trabajo del Sínodo de los obispos sobre la familia que comenzó hoy. La Iglesia que “enseña y defiende los valores”, pero sabe que el sábado es para el hombre, no para el sábado.
Esta fue la exhortación conclusiva de la meditación que Jorge Mario Bergoglio propuso en la homilía de la misa con la cual abrió la XVI Asamblea ordinaria del Sínodo de los obispos, que tiene como tema "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo". Con 314 concelebrantes en la Basílica de San Pedro, el Pontífice celebró el rito solemne que expresó la universalidad de la Iglesia también con las lecturas y las oraciones en inglés, latín, italiano, francés, español, árabe, chino, portugués y swahili.
El pontífice había creado el sábado en la velada organizada por los obispos italianos un clima de oración en torno a ese evento crucial para su Iglesia y para su pontificado. Jorge Mario Bergoglio dio hoy mucho material sobre el cual meditar y orientar el discernimiento pastoral que pide al eje de los Padres sinodales, decisiones tras dos años dedicados a la familia, sobre las cuales existen muchas expectativas de parte de las distintas almas de la Iglesia.
La reflexión se movió sobre tres ejes principales: la soledad, el amor entre hombre y mujer, y la familia. "Hoy vivimos en un cierto sentido, la misma experiencia de Adán: tanta potencia acompañada de tanta soledad y vulnerabilidad; y la familia es el ícono", observó el Pontífice.
"Siempre menos seriedad en llevar adelante una relación sólida y fecunda de amor: en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la buena y mala suerte. El amor duradero, fiel, estable, fértil, está cada vez más desviado y mirado como si fuese una cosa de la antiguedad. Parecería que las sociedades más avanzadas son las que tienen el porcentaje más bajo de natalidad y el porcentaje más alto de aborto, dedivorcio, de suicidios, de contaminación ambiental y social",reflexionó.
El papa Francisco observó que "vivimos la paradoja" de tantos rascacielos "pero siempre menos calor de la casa y de la familia, tenemos tantas personas solas, ancianos, viudos, personas abandonadas por el cónyugue, víctimas de todas las edades de la cultura del descarte, migrantes en fuga de las guerras. Tenemos tantos placeres pero poco amor; personas que se sienten solas, pero también las que se cierran en el egoísmo, en la melancolía, en la violencia destructiva y en el esclavismo del placer y del dios dinero", agregó.
A la soledad, el Papa opone "el amor entre hombres y mujer", la "alianza" por la vida, que es alianza "no sólo a vivir juntos para siempre, sino a amarse para siempre, con un amor que no esutopía de adolescentes" sino un "sueño sin el cual la criatura está destinada a la soledad: el miedo de adherir a este proyecto paraliza al corazón humano". En "un contexto social y matrimonial bastante difícil" la Iglesia debe vivir su misión "en la fidelidad, en la verdad y enla caridad", destacó.
"Con fidelidad debe alentar a las tantas familias que viven el matrimonio, defender la sacralidad de la vida y la indisolubilidad del vínculo conyugal"; con la verdad debe proteger al hombre "de las tentaciones de la autoreferencialidad y de transformar el amor fecundo en egoísmo estéril, la unión fiel en vínculos temporarios", aseguró el Papa. Con caridad debe "curar las parejas heridas con el aceite de la hospitalidad y la misericordia; salir del propio recintohacia los otros, con amor verdadero, para caminar con la humanidad herida, para incluirla y conducirla a la surgente de la salvación", enfatizó.