Todos los embajadores en Moscú fueron invitados al ministerio de Relaciones Exteriores para escuchar la posición rusa respecto al ataque contra Serguéi Skripal y su hija Yulia el 4 de marzo en Salisbury, en el sur de Inglaterra.
El caso ha provocado una expulsión de diplomáticos sin precedentes entre Rusia y Reino Unido desde la Guerra Fría y un aumento de la tensión entre Este y Oeste. Dicho encuentro, en el que no participaron los embajadores británico, francés ni estadounidense, sirvió sobre todo para reprender las acusaciones británicas y dio paso a una nueva guerra verbal entre ambos países.
El jefe del departamento de control de armas de la cancillería rusa, Vladimir Yermakov, denunció las “incoherencias” de la versión presentada por Londres, lamentando que no hubiera “ninguna certeza” sobre la “principal pregunta” que, según él, preocupa a Moscú: “¿Qué le ocurrió a dos ciudadanos rusos?"
Aunque insistió en “no acusar a nadie”, el diplomático lanzó múltiples insinuaciones. “O bien las autoridades británicas no son capaces de proporcionar protección para este tipo, digámoslo así, de ataque terrorista, o bien pusieron en escena directa o indirectamente, y no acuso a nadie, un ataque contra un ciudadano ruso” , explicó Yermakov.
“Cualquier sustancia tóxica militar hubiera causado múltiples víctimas en el lugar del envenenamiento. Pero en Salisbury no era para nada el caso”, abundó el diplomático. Interrogado por una diplomática británica sobre sus eventuales programas de armas químicas, Yermakov afirmó: “Salgan un poco de su rusofobia, de su mentalidad insular. Tengo vergüenza por ustedes”.
Respecto al origen del agente neurotóxico utilizado, identificado por Londres como un producto del programa soviético de armas químicas “Novichok”, el diplomático sugirió que podía venir de Estados Unidos. Pidió también disculpas ante Suecia y Eslovaquia por unas declaraciones anteriores en las que se les designaba como posible lugar de origen.
En Londres, el jefe de la diplomacia Boris Johnson reaccionó rápidamente: “La razón por la que eligieron el Reino Unido (para atacar) es muy simple: porque es un país con unos determinados valores, que cree en la libertad, en la democracia y en el Estado de derecho, y siempre ha denunciado a Rusia por violar esos valores”.
Ante un comité parlamentario para hablar de la crisis diplomática entre ambos países, Johnson comparó el Mundial de fútbol de Rusia-2018 con los Juegos Olímpicos de Berlín-1936. Al ser preguntado si el acontecimiento futbolístico era para Vladimir Putin lo que los Juegos Olímpicos de 1936 fueron para Adolf Hitler, el ministro contestó que “lacomparación con 1936 es correcta”.
“Creo que es una perspectiva vomitiva, la de Putin vanagloriándose en este acontecimiento deportivo”, añadió. Además, el ministro dijo que esperan garantías de Rusia sobre la seguridad de los hinchas ingleses que se desplazarán a la cita de junio y julio.
“Tales paralelismos (...) son inadmisibles y son indignos de un jefe de la diplomacia de un Estado europeo”, reaccionó la portavoz del ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Maria Zajarova, en Facebook.
El envenenamiento de Serguéi Skripal provocó una nueva crisis en las relaciones ya distantes entre Rusia y los países occidentales y llevó a la expulsión de varios diplomáticos. El martes, la primera ministra británica, Theresa May, reunió a su Consejo de Seguridad y “estaba considerando activamente” otras medidas contra Moscú, según su portavoz.
Los países occidentales, que cerraron filas con Londres, podrían por su parte tomar medidas contra Rusia. Los dirigentes de la UE están dispuestos a “coordinarse sobre medidas” contra Rusia si no coopera en la investigación, según un proyecto de declaración preparado para la cumbre del jueves y viernes en Bruselas, al que la AFP tuvo acceso.
Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Francia, Emmanuel Macron, coincidieron el miércoles, en una conversación telefónica, en que Rusia debe rendir cuentas sobre el ataque. Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo en un discurso que “estamos al lado de Reino Unido, somos solidarios” con Londres.
Y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, rechazó felicitar a Vladimir Putin por su reelección al frente de su país, asegurando “no estar de humor” tras el ataque a Skripal.