Trump promete optimismo, pese a su pulso con demócratas

WASHINGTON. Donald Trump prometió optimismo en su discurso sobre el Estado de la Unión hoy, pero ¿resistirá la tentación de lanzar ataques a sus rivales demócratas tras el pulso que mantuvo con ellos por las políticas migratorias?

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El discurso anual ante el Congreso suele ser un acto ceremonioso, cargado de nobles aspiraciones y ovaciones interminables. Pero el de este año será quizás más imprevisible, al igual que el presidente. La Casa Blanca anuncia un discurso “optimista”, “unificador” e incluso “visionario”. En un pasaje publicado el viernes, Trump predice que los republicanos y los demócratas pueden “acabar con décadas de bloqueo político”.

Pero el ambiente en Washington es el más hostil de los últimos años, a raíz del enfrentamiento entre el presidente y la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, sobre su petición de fondos para financiar un muro en la frontera con México.

Ese pulso ya provocó el cierre parcial de la administración durante más de un mes y llevó a Trump a aplazar una semana el discurso de este martes, a petición de la presidenta demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, que estará sentada unos metros detrás de él durante su intervención ante el Congreso.

Pelosi ha conseguido frustrar hasta el momento una de las promesas de campaña del presidente: la construcción del muro en la frontera con México para detener la inmigración ilegal. El presidente se negó a aprobar el presupuesto de la administración, provocando su cierre parcial, mientras no lograra los fondos necesarios para su proyecto.

Pero la líder demócrata no cedió, y Trump accedió a acabar temporalmente con el “shutdown”, que dejó a unos 800.000 empleados federales sin sueldo. Y no parece que la presidenta de la Cámara vaya a cambiar de opinión antes del 15 de febrero, el plazo que Trump dio al Congreso para financiar su muro y evitar así un nuevo conflicto presupuestario. En una entrevista en el canal de televisión CBS el domingo, Trump dijo que Pelosi era una persona “rígida” y “muy mala para el país” .

El presidente amenaza con provocar otro cierre de la administración si el Congreso no aprueba la financiación del muro. Tampoco descarta la posibilidad de declarar el estado de emergencia, lo cual le permitiría disponer de poderes extraordinarios para tomar decisiones sin el aval del Congreso. Esa decisión provocaría probablemente pleitos y críticas por causar una crisis para lograr una victoria política.

El discurso sobre el Estado de la Unión es habitualmente una ocasión para que el presidente saque pecho por sus logros y anuncie nuevas propuestas. Se espera que Trump haga énfasis en la fortaleza de la economía estadounidense, un mensaje clave con vistas a su campaña para ser reelegido en 2020.

La Casa Blanca indicó que propondrá gastos federales en infraestructuras, una iniciativa en la que puede obtener el apoyo de los demócratas. También se prevé que el presidente haga hincapié en los éxitos de su política extranjera, un terreno mucho más espinoso para él. Defenderá probablemente la retirada de las tropas estadounidenses de Siria y Afganistán, una decisión criticada por algunos miembros de los servicios de seguridad, así como por muchos republicanos.

Es probable asimismo que informe al Congreso sobre los avances de las conversaciones comerciales con China y sobre su intención de celebrar un segundo encuentro con el líder norcoreano, Kim Jong Un, al que intenta convencer de renunciar a las armas nucleares.

El inquilino de la Casa Blanca puede aprovechar también su discurso para aumentar la presión sobre el líder venezolano, Nicolás Maduro. Uno de los mayores críticos de Maduro en Estados Unidos, el senador republicano Marco Rubio, invitó al discurso a Carlos Vecchio, el encargado de negocios venezolano en Washington, nombrado por el autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó.

La tradición permite a los 535 miembros del Congreso elegir a invitados para acompañarlos durante el discurso. Entre los asistentes estarán la premio Nobel de la Paz 2018, Nadia Murad, exesclava de los yihadistas en Irak y miembro de la minoría yazidí, a la que invitó el congresista republicano Jeff Fortenberry.

La pareja presidencial convidó, por su parte, a una decena de personas. Entre ellas, Joshua Trump, un alumno de secundaria de Delaware del que se burlan sus compañeros de instituto por tener el mismo apellido que el presidente.

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