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Uno de los errores más frecuentes es la inconsistencia en las órdenes y comandos que se le dan al perro. Utilizar diferentes palabras para la misma acción puede confundir al animal.
Es esencial mantener una constancia en el vocabulario. Por ejemplo, si decidís que “sentarse” es el comando para que el perro se siente, toda la familia debe usar esa palabra y no variaciones como “sentado”. El vocablo en inglés “sit”, más corto y fácil de entender, suele ser una buena opción.
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Establecé una lista de comandos claros y asegurate de que todos los miembros de la familia los usen de forma consistente.
Practicá estas órdenes en diferentes contextos para asegurarte de que tu perro las entiende en cualquier situación.
Falta de recompensas y refuerzo positivo
Los perros aprenden mejor a través del refuerzo positivo. Cuando un perro realiza el comportamiento deseado, es crucial recompensarlo inmediatamente para consolidar esa acción.
No recompensar o retrasar la recompensa puede dificultar su aprendizaje.
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Llevá siempre contigo premios o juguetes que puedas utilizar para recompensar a tu perro cada vez que obedezca una orden. Gradualmente podés reducir las recompensas materiales sustituyéndolas por elogios y caricias.
Sesiones de entrenamiento demasiado largas
La capacidad de atención de un perro puede ser limitada, especialmente en cachorros. Las sesiones de entrenamiento muy largas pueden resultar en un animal aburrido o frustrado, lo que afecta su disposición para aprender.

Realizá sesiones de entrenamiento cortas, de 5 a 10 minutos, varias veces al día.
Esto es más efectivo que una sesión larga y asegura que el perro esté atento y receptivo.
No comprender el lenguaje corporal
Los perros comunican mucho a través de su lenguaje corporal, y no saber interpretarlo puede llevar a malentendidos.

Signos de estrés o desinterés, como bostezar, lamerse los labios o apartar la mirada, pueden indicar que tu perro necesita un descanso.
Aprendé a identificar y entender el lenguaje corporal de tu perro. Esto te permitirá ajustar tu enfoque y comportamiento durante el entrenamiento, facilitando una comunicación más efectiva.
Castigos inadecuados e impaciencia
El uso de castigos como forma de corrección puede generar miedo y ansiedad en los perros. En lugar de corregir el comportamiento, el castigo puede deteriorar la confianza entre el perro y su dueño.
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Enfocate en el refuerzo positivo y redirigí comportamientos no deseados hacia conductas más apropiadas. La paciencia y el entendimiento son clave para construir una relación fuerte y bien fundamentada.

Los dueños a menudo esperan resultados inmediatos, olvidando que el aprendizaje lleva tiempo y repetición. La impaciencia puede llevar a la frustración de ambas partes y a la interrupción del proceso de aprendizaje.
Sé paciente y perseverante. Los progresos a menudo son incrementales, y celebrar pequeños logros es importante para mantener motivados tanto al perro como al dueño.

Corregir estos errores comunes en la educación de tu perro no solo mejorará su comportamiento, sino que también fortalecerá el vínculo entre vos y tu mascota.
La comprensión mutua, la paciencia y la práctica constante son claves para una relación equilibrada y feliz. Con el tiempo, un buen entrenamiento y una comunicación efectiva, tu perro estará más dispuesto a escucharte y seguir tus indicaciones.