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Aoshima es una pequeña isla ubicada en la prefectura de Ehime, en Japón. Originalmente, esta isla fue un asentamiento de pescadores que alcanzó su máximo desarrollo poblacional durante el período Showa, con más de 800 habitantes.
Sin embargo, la migración urbana y el envejecimiento de la población llevaron a un drástico descenso en el número de residentes humanos.
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La llegada de los gatos a Aoshima
Los gatos fueron introducidos inicialmente en Aoshima para controlar la población de ratones, que solían plagar los barcos pesqueros y las casas.

Con el tiempo, los gatos se reprodujeron rápidamente, mientras que la población humana menguaba, dejando a los gatos como los principales ocupantes de la isla.
Hoy en día, la proporción de gatos a humanos es de aproximadamente 36:1.
Aoshima ha despertado el interés turístico debido a su peculiar comunidad felina. Los visitantes suelen describir la experiencia como caminar en medio de un mar de gatos que deambulan por las calles, buscan la sombra para descansar o se arrellanan en los muros y ventanas de las casas abandonadas.

Sin embargo, la isla no cuenta con instalaciones turísticas desarrolladas. No hay hoteles ni restaurantes, y las infraestructuras son mínimas, lo que confiere a la visita un carácter más aventurero y genuino. Los turistas que llegan a Aoshima deben estar preparados para un viaje relativamente rústico.
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Impacto en la comunidad y consideraciones
El aumento de visitantes ha generado tanto beneficios como desafíos para la pequeña comunidad humana que aún reside allí.

Por un lado, el interés turístico aporta ingresos adicionales muy necesarios. Por otro lado, los residentes deben afrontar las cuestiones medioambientales y prácticas de cuidar a los gatos y gestionar el número de turistas que llegan a la isla.
Aoshima ha tomado medidas para prevenir el desbordamiento de su población felina, incluyendo programas de captura, esterilización y liberación para controlar de manera ética el número de gatos.
Aoshima es un ejemplo fascinante de cómo las dinámicas poblacionales pueden cambiar drásticamente por factores tanto naturales como socioeconómicos.
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La isla de los gatos sigue siendo un lugar de interés no solo por su singular atracción turística sino también como un símbolo de la coexistencia entre humanos y animales. A pesar de su humilde tamaño e infraestructuras, Aoshima ha encontrado su lugar en el mapa global como el hogar pacífico de una de las concentraciones más singulares de gatos en el mundo.