Orígenes distintos
El Sphynx es quizás la raza sin pelo más conocida. Su origen se remonta a Canadá en la década de 1960, cuando una mutación genética natural resultó en gatos completamente lampiños. Desde entonces, la raza se perfeccionó a través de la cría selectiva, incluyendo cruces con otras razas para fortalecer su salud y diversidad genética.

El Peterbald, por otro lado, surgió en San Petersburgo, Rusia, en 1994. Fue resultado del cruce entre una gata Oriental Shorthair y un Sphynx, lo que le confirió una variedad de tipos de pelaje y una complexión más estilizada influenciada por su ascendencia oriental.
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Diferencias físicas
Aunque ambos parecen ‘desnudos’, no todos los Sphynx ni los Peterbald son completamente calvos. El Sphynx suele tener una piel suave al tacto, parecida a la gamuza, y pueden presentar una fina pelusa, especialmente en nariz, orejas y cola. Sus cuerpos son robustos y musculosos, y sus pómulos pronunciados les dan un aspecto distinguido.

El Peterbald es más delgado, largo y elegante; su cuerpo recuerda al de los gatos orientales, con patas largas y una cabeza triangular. Una de sus particularidades es que pueden nacer con diferentes tipos de pelaje, desde completamente calvos hasta “flock” (pelusa corta) o incluso pelo tipo cepillo, que puede perderse a medida que el gato crece.
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Personalidad y temperamento
Ambas razas son sociables y afectuosas, pero el Sphynx destaca por su carácter extrovertido y juguetón: le encanta ser el centro de atención, seguir a sus dueños y buscar compañía con otros animales.

El Peterbald, mientras tanto, suele ser igualmente cariñoso pero su personalidad es, en general, más tranquila y sofisticada, heredando el talante de las razas orientales.
Cuidados especiales
Tanto Sphynx como Peterbald requieren cuidados especiales derivados de su falta de pelaje. Están más expuestos a cambios de temperatura, por lo que necesitan protección extra contra el frío y el sol.
Además, requieren baños frecuentes –algo inusual en otras razas felinas– para evitar la acumulación de grasa en su piel.
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El Peterbald puede presentar una piel aún más delicada, dependiendo de su tipo de pelaje, y es importante mantenerla hidratada y protegida. Las orejas grandes y expuestas en ambos gatos también precisan de limpieza regular.

La decisión entre un Sphynx o un Peterbald dependerá del estilo de vida del adoptante y sus expectativas. Ambos demandan atención y afecto, pero el Sphynx es perfecto para quienes buscan una mascota muy activa y sociable, mientras que el Peterbald puede ser ideal para quienes prefieren un compañero algo más tranquilo y elegante.
En conclusión, aunque el Sphynx y el Peterbald suelen confundirse por su falta de pelo, son razas con historias, apariencias y personalidades muy diferentes. Ambos demuestran que la diversidad felina va mucho más allá de lo que muestra la superficie.