El bulldog tiene un metabolismo más lento que otras razas y una tendencia natural al sobrepeso. Por eso necesita una dieta baja en calorías pero rica en proteínas magras, vitaminas y minerales.
Elegir alimentos formulados para razas medianas con tendencia a la obesidad es un primer paso esencial.
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Control estricto de las porciones
Medir la cantidad de alimento es fundamental para prevenir el exceso de calorías. La ración debe ajustarse a la edad, el peso y el nivel de actividad del perro. El veterinario puede indicar la cantidad exacta que necesita tu bulldog para mantenerse saludable.

Los bulldogs se benefician de menús equilibrados que incluyan carne magra, vegetales y carbohidratos de buena calidad como arroz integral o avena.
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Alternar entre alimento comercial de alta gama y opciones caseras puede aportar variedad y asegurar todos los nutrientes esenciales.
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Establecer un horario fijo de alimentación y evitar sobras y golosinas
Dar la comida siempre a la misma hora ayuda a regular el metabolismo del bulldog y evita la ansiedad por la comida. Lo recomendable es dividir la ración diaria en dos porciones para favorecer la digestión y controlar mejor el apetito.

Por otro lado, los restos de comida de los humanos suelen ser altos en grasas y calorías. Para evitar el sobrepeso, lo mejor es reservar las golosinas únicamente como refuerzo positivo durante el entrenamiento y que no superen el 10 % de la ingesta calórica diaria.
Existen snacks bajos en grasa que resultan más adecuados.
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Ejercicio regular y adaptado
Aunque el bulldog no es una raza atlética, el movimiento diario es indispensable.

Caminatas cortas, juegos tranquilos con pelota o sesiones de olfato estimulan su cuerpo y su mente. El ejercicio debe ser moderado, ya que esta raza es sensible al calor y al esfuerzo excesivo.
Monitoreo constante del peso y supervisión veterinaria periódica
Pesar al bulldog una vez al mes permite detectar variaciones que podrían pasar inadvertidas. Un aumento repentino puede señalar un exceso de alimento o falta de ejercicio. Ajustar la dieta a tiempo es la clave para prevenir la obesidad.
El control con un veterinario especializado es fundamental. Además de definir la dieta más adecuada, el profesional puede descartar enfermedades que favorecen el sobrepeso, como problemas endocrinos.