La jubilación puede ofrecer el marco ideal para una relación tranquila y significativa con un conejo, siempre que se asuman —con realismo— los compromisos de tiempo, ambiente y salud que la especie demanda.
Los conejos casi no vocalizan, demandan interacción suave y pueden formar vínculos estrechos. Para personas mayores que ya pasan más tiempo en casa, ese mix de compañía silenciosa y rutinas previsibles puede resultar atractivo.
Estudios citados por entidades de salud pública señalan que la convivencia con animales puede favorecer el bienestar emocional y la actividad ligera, algo que se alinea con paseos por la casa, cepillado y juegos tranquilos.
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Necesidades reales: espacio, rutina y tiempo
Aunque no requieren paseos al aire libre, sí precisan varias horas diarias de libertad supervisada. La House Rabbit Society (HRS) recomienda habilitar un ambiente seguro y enriquecido al menos 3 a 4 horas al día, más un recinto amplio para el descanso. El enriquecimiento incluye túneles, cajas de cartón, plataformas bajas y juguetes para roer.
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La dieta se basa principalmente en heno de alta calidad (alrededor del 80% de la ingesta), con hojas verdes variadas y una porción limitada de pellets, según guías de HRS y RSPCA. El agua fresca debe estar siempre disponible. Sin esta base, aparecen problemas digestivos y dentales.
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Salud y veterinaria: lo que hay que prever
Los conejos domésticos viven en promedio entre 8 y 12 años, de acuerdo con RSPCA y HRS, una expectativa que calza con proyectos de largo plazo.
La American Veterinary Medical Association (AVMA) subraya que se trata de especies “exóticas” en términos veterinarios; conviene localizar profesionales con experiencia en lagomorfos antes de adoptar.

Puntos críticos:
- Dentición de crecimiento continuo: sin heno suficiente o con mal alineamiento, pueden requerir limados periódicos.
- Aparato digestivo sensible: cambios bruscos de dieta o estrés pueden desencadenar estasis gastrointestinal, una urgencia.
- Columna frágil: sostenerlos mal puede causar lesiones severas; preferible levantarlos lo menos posible y a ras del piso.
- Esterilización/castración: HRS y AVMA recomiendan el procedimiento para reducir conductas territoriales y prevenir enfermedades reproductivas.
- Alergias y polvo del heno también importan: si padecés rinitis o asma, evaluá heno de baja polvareda, filtros de aire y alternativas de cama vegetal.
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Vivienda y convivencia: silencio, cables y arenero
En departamentos o casas pequeñas, su bajo nivel de ruido es una ventaja. Aprenden a usar arenero con relativa facilidad si se castran/esterilizan y se ubica el arenero donde suelen orinar. Usá lechos de papel o vegetales, nunca arenas perfumadas para gatos.

La principal adaptación del hogar es el “proofing”: proteger cables con canaletas o fundas, cubrir zócalos o esquinas, y fijar alfombras si hay tendencia a raspar. La supervisión diaria es clave, especialmente durante sus “picos” de actividad al amanecer y anochecer.
Si viajás o tenés consultas médicas frecuentes, necesitás una red: alguien que pase a renovar heno y agua, revisar el arenero y observar el comportamiento. Los conejos toleran mejor quedarse en su entorno con visitas diarias que desplazarse a lugares desconocidos. Pensá también en quién podría asumir el cuidado en caso de internaciones.
Cuándo tal vez no conviene tener un conejo
- Si no contás con veterinario de exóticos a distancia razonable.
- Si te incomoda lidiar con polvo de heno o tenés alergias no controladas.
- Si no podés destinar varias horas diarias de supervisión en casa.
- Si preferís una mascota que disfrute que la alcen con frecuencia.