Con la llegada de la primavera, los parques se llenan de flores, los días se alargan y las calles invitan a caminar. Para los perros y sus tutores, es una época ideal para retomar rutinas al aire libre.
Pero junto a los beneficios, la temporada de polen trae desafíos: pico de alérgenos en el ambiente, aumento de irritaciones cutáneas y oculares y, en algunos casos, reacciones alérgicas que pueden afectar el bienestar de las mascotas.
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Señales de alerta: cuándo el polen afecta a tu perro
Las alergias estacionales en perros suelen manifestarse distinto que en humanos.

En lugar de estornudos y congestión predominantes, los signos más comunes son dermatológicos y oculares:
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- Picazón persistente, lamido de patas y rascado en orejas, axilas o abdomen.
- Enrojecimiento de piel, otitis recurrente o mal olor en el pelaje.
- Ojos llorosos o enrojecidos y estornudos ocasionales.
- Lesiones por rascado o “hot spots” cuando la piel se inflama y se infecta.
Si estas señales persisten o empeoran, es recomendable consultar con un veterinario. Un manejo precoz reduce el riesgo de complicaciones como infecciones secundarias y mejora la calidad de vida del animal.
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Elegir el momento y el lugar: el mapa del polen urbano
La concentración de polen varía según hora, clima y tipo de vegetación.

En días soleados y ventosos, los niveles se elevan; después de la lluvia tienden a bajar, al menos de forma temporal. Para mitigar la exposición:
- Paseos temprano por la mañana o al atardecer, evitando las horas de mayor viento.
- Alternar rutas: zonas con césped alto, arboledas específicas (como plátanos de sombra) o malezas en floración pueden disparar síntomas en perros sensibles.
- En ciudades, las avenidas muy transitadas pueden mezclar polen con partículas contaminantes, lo que potencia la irritación de vías respiratorias y piel. Parques con riego regular y senderos pavimentados suelen ofrecer mejor control de polvo y alérgenos.
Higiene pospaseo: pequeñas rutinas, gran diferencia
La vuelta a casa es clave para reducir la carga de alérgenos que el perro trae en el pelaje:
- Limpiá patas, vientre y hocico con toallitas hipoalergénicas o paños húmedos. Esas zonas acumulan polen con facilidad.
- Cepillá el pelaje para retirar partículas sueltas; en razas de pelo largo, desenredar ayuda a evitar irritación y humedad atrapada.
- Los baños con champús suaves y específicos para piel sensible, según la indicación del veterinario, pueden espaciarse cada una o dos semanas en temporada alta. Un enjuague cuidadoso es tan importante como el producto.
Ventilar el hogar sin crear corrientes que arrastren polen, y lavar con frecuencia camas y mantas del perro, también ayuda a contener la exposición.
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Collares, arneses y cuidados de la piel
Los contactos repetidos en cuello, axilas y pecho —donde rozan collares o arneses— pueden exacerbar la irritación si la piel ya está inflamada.
Ajustar correctamente el arnés, alternar puntos de apoyo y revisar a diario enrojecimientos o pérdida de pelo permite intervenir a tiempo.
Para patas y almohadillas, una revisión rápida tras el paseo detecta espigas, pequeñas heridas o signos de dermatitis por contacto.
Medicación y control veterinario: no improvisar
Aunque algunos perros responden bien a medidas ambientales, otros requieren tratamiento médico.
Los veterinarios pueden considerar antihistamínicos, ácidos grasos omega-3, champús medicados, corticoides de uso puntual o terapias inmunomoduladoras, según el cuadro y la historia clínica. La automedicación con fármacos humanos no es segura: dosis y moléculas varían, y ciertos compuestos resultan tóxicos para los canes.
En casos de alergias persistentes, las pruebas intradérmicas o serológicas ayudan a identificar alérgenos y orientar inmunoterapia específica, una opción que, bajo supervisión, puede reducir la dependencia de medicamentos a largo plazo.
Disfrutar la primavera con seguridad
La mayoría de los perros puede disfrutar de la primavera con ajustes simples: elegir horarios, limpiar tras el paseo y estar atentos a señales de molestia.
Ante dudas o síntomas persistentes, la guía de un profesional marca la diferencia. Con prevención y observación, los paseos primaverales pueden seguir siendo el momento favorito del día, incluso en plena temporada de polen.