¿Por qué los gatos duermen tanto? Entendiendo el misterio del sueño polifásico

El sueño polifásico en los gatos revela más que un simple descanso: refleja su salud y bienestar. Este patrón de múltiples siestas, impuesto por su herencia cazadora, ofrece un espejo hacia problemas ocultos que requieren atención.

Gato durmiendo.
Gato durmiendo.Shutterstock

El mito de que los gatos “duermen todo el día” esconde un fenómeno más complejo y revelador: el sueño polifásico. A diferencia de los humanos, que concentran el descanso en un gran bloque nocturno, los felinos reparten múltiples siestas a lo largo de 24 horas.

Ese patrón, heredado de sus antepasados cazadores crepusculares, ofrece pistas clave sobre su estado físico, cognitivo y emocional.

Qué significa que un gato sea “polifásico”

El sueño polifásico describe múltiples ciclos de sueño y vigilia, con episodios que pueden ir de minutos a un par de horas.

Gato Chartreux.
Gato Chartreux.

En conjunto, la mayoría de los gatos domésticos acumula entre 12 y 16 horas de sueño diario, con picos de actividad al amanecer y al atardecer. Entre medio, alternan:

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  • Somnolencia ligera: ese estado “a medias” con ojos semicerrados y orejas atentas.
  • Sueño NREM: fases de recuperación física, frecuentes y breves.
  • Sueño REM: más corto pero profundo, asociado a consolidación de memoria; suele delatarse por movimientos de bigotes o patas.

Este “mosaico” de microdescansos cumple una doble función evolutiva: conservar energía y mantener la vigilancia. Incluso cuando parecen dormitar, muchos gatos conservan una postura que les permite reaccionar rápido a estímulos.

Lo que revela el patrón de sueño sobre su salud

Gatos durmiendo.
Gatos durmiendo.

Las variaciones en cantidad, calidad y distribución del sueño son indicadores tempranos de bienestar o malestar. Observarlas con atención puede adelantar problemas antes de que se manifiesten de otras maneras.

  • Aumento marcado del sueño: en gatos jóvenes puede apuntar a aburrimiento, poco enriquecimiento ambiental u obesidad incipiente. En adultos y mayores, puede asociarse a dolor articular, enfermedad dental, insuficiencia renal crónica o depresión por estrés.
  • Disminución del sueño y actividad nocturna excesiva: si supera el comportamiento crepuscular típico, conviene evaluar hipertiroidismo, ansiedad o dolor. Cambios repentinos en rutinas, mudanzas y entradas de nuevos animales suelen desencadenar insomnio transitorio.
  • Fragmentación con despertares vocales: en gatos mayores puede sugerir disfunción cognitiva felina. También puede indicar pérdida de visión u oído que aumenta la inseguridad nocturna.
  • Siestas exclusivamente “de guardia”: dormir siempre en modo liviano, sin alcanzar fases profundas, suele reflejar estrés crónico o falta de refugios seguros.
  • Sueño agitado persistente: sacudidas intensas, maullidos o conductas motoras complejas durante el sueño requieren valoración veterinaria; hay trastornos del sueño poco frecuentes que conviene descartar.

La clave está en el cambio: más que obsesionarse con un número fijo de horas, conviene conocer el patrón habitual del gato y detectar desviaciones sostenidas durante una o dos semanas.

Entorno, rutina y cerebro: el triángulo del buen descanso

El sueño felino no es solo biología; es también contexto. La previsibilidad reduce la hiperalerta y favorece fases REM más estables.

tierno gato durmiendo abrazado a un perrito de peluche
tierno gato durmiendo abrazado a un perrito de peluche

Un hogar “amigable con el sueño” suele incluir:

  • Rutina consistente de juego interactivo, especialmente al atardecer, seguida de la cena. Simula el ciclo cazar–comer–dormir y ayuda a consolidar el descanso nocturno.
  • Enriquecimiento vertical y refugios: estantes, rascadores altos, cuevas o cajas permiten siestas profundas al sentirse fuera de peligro.
  • Gestión de estímulos: cortinas o láminas para filtrar luces nocturnas, y minimizar ruidos intensos durante las horas de descanso.
  • Termoconfort: los gatos buscan superficies tibias; ofrecer camas en lugares templados favorece el sueño NREM reparador.
  • Alimentación repartida: pequeñas raciones programadas o comederos lúdicos reducen los despertares por hambre y activan el gasto energético diurno.

En hogares con varios gatos, disponer de recursos duplicados (areneros, comederos, sitios de descanso) disminuye la competencia silenciosa que a menudo se traduce en siestas vigilantes y estrés.

Etapas de la vida: del cachorro al senior

  • Gatitos: duermen mucho y profundo; el REM es crucial para el desarrollo neurológico. Breves ráfagas de juego intensísimo seguidas de siestas profundas son normales.
  • Adultos: estabilizan un equilibrio entre actividad crepuscular y siestas intercaladas. Cambios laborales o de rutina humana suelen repercutir en su arquitectura del sueño.
  • Mayores: tienden a dormir más, pero la calidad puede bajar. Artritis, pérdida sensorial y enfermedades crónicas fragmentan el descanso; rampas, camas ortopédicas y areneros de entrada baja marcan diferencia.

Señales de alerta y cuándo consultar

Buscá atención veterinaria si observás:

  • Cambios bruscos en sueño o actividad que persisten más de 10–14 días.
  • Noches con vocalizaciones intensas, desorientación o vagabundeo.
  • Somnolencia extrema con apatía, pérdida de apetito o baja de peso.
  • Rascado, lamido o inquietud que impiden el descanso.
  • Episodios motores inusuales durante el sueño.

Un examen clínico básico, junto con pruebas según la edad (sangre, presión arterial, evaluación dental y articular), suele identificar causas tratables.

El sueño polifásico en gatos no es pereza: es estrategia y termómetro de salud. Respetar su naturaleza crepuscular, ofrecer entornos seguros y estimular juego significativo mejora la calidad del descanso.

Cuando el patrón se altera, el mensaje suele ser claro: algo en su cuerpo o en su entorno necesita ajuste. Detectarlo a tiempo es, en buena medida, cuidar su bienestar.

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