Alimentación en la primera etapa: qué darle a tu cachorro y qué evitar

Concepto de alimentación en cachorros.
Concepto de alimentación en cachorros.Maryna Terletska

La alimentación adecuada de un cachorro es crucial para su desarrollo. Veterinarios enfatizan la importancia de una dieta balanceada y específica que cubra necesidades energéticas desde las primeras semanas, estableciendo las bases para una vida saludable.

La llegada de un cachorro a casa abre un capítulo de aprendizaje acelerado: jugar, enseñar hábitos y, sobre todo, alimentarlo bien. La nutrición durante los primeros meses no solo sostiene el crecimiento; moldea su salud a largo plazo. ¿Qué poner en su plato y qué mantener fuera de su alcance?

Veterinarios y guías internacionales coinciden en varios puntos clave: dieta específica para cachorros, introducción gradual de alimentos, control de porciones y evitar productos potencialmente tóxicos.

Un crecimiento que exige más: por qué no vale cualquier alimento

Los cachorros requieren más energía, proteína y minerales que los perros adultos. “Su organismo construye huesos, músculos y órganos a contrarreloj”, explican manuales de asociaciones como WSAVA y AVMA.

Concepto de alimentación en cachorros.
Concepto de alimentación en cachorros.

Por eso, lo recomendable es elegir un alimento comercial “completo y balanceado” formulado para crecimiento (suele indicarse como “puppy” o “growth”) y que cumpla estándares reconocidos, como AAFCO o FEDIAF.

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Las fórmulas para cachorros cuidan, entre otros, el delicado equilibrio calcio-fósforo —fundamental para el desarrollo óseo— y la densidad calórica.

Este punto es crítico en razas grandes y gigantes, más propensas a trastornos esqueléticos si hay exceso de energía o calcio. En general:

  • Razas pequeñas y medianas: suelen pasar a alimento de adulto cerca de los 12 meses.
  • Razas grandes: la transición se retrasa a 12–18 meses.
  • Razas gigantes: hasta los 18–24 meses, según recomendación veterinaria.

Cómo elegir: etiqueta, tamaño y respaldo científico

Más allá del marketing, conviene revisar:

  • La leyenda “completo y balanceado” para crecimiento o “todas las etapas de la vida”.
  • Que el fabricante realice pruebas de alimentación y cuente con nutricionistas veterinarios en su equipo.
  • La versión adecuada al tamaño del cachorro: las fórmulas “large breed” controlan mejor energía y minerales para huesos y articulaciones.
  • El formato: seco, húmedo o mixto. El seco favorece la masticación y suele ser más económico; el húmedo puede ser útil para cachorros selectivos o con necesidades especiales. Ambos pueden ser saludables si cumplen con los estándares.

En el caso de dietas caseras o crudas, los expertos recomiendan cautela: sin una formulación profesional, suelen ser deficientes en micronutrientes, y las crudas aumentan el riesgo de patógenos como Salmonella o Campylobacter, con impacto también para las personas del hogar.

Si se opta por cocinar en casa, debe ser con receta validada por un nutricionista veterinario.

De la leche al cuenco: tiempos, porciones y ritmo

La mayoría de los cachorros se destetan entre las 6 y 8 semanas. Desde entonces:

  • Frecuencia: 3–4 comidas al día hasta los 6 meses; luego se puede pasar a 2.
  • Cantidad: guiarse por el rango del fabricante y ajustar según la condición corporal. Un cachorro debe verse delgado, con cintura definida y costillas palpables sin exceso de grasa.
  • Transiciones: cualquier cambio de alimento debe hacerse de forma gradual (5–7 días), aumentando el porcentaje del nuevo y reduciendo el anterior para prevenir diarreas.
  • Hidratación: agua fresca disponible en todo momento.

Las golosinas no deberían superar el 10% de las calorías diarias. Sobreusarlas desequilibra la dieta y fomenta el sobrepeso.

Lo que sí conviene ofrecer

Cachorro sobre un plato de balanceado.
Cachorro sobre un plato de balanceado.
  • Alimento comercial para cachorros completo y balanceado, adecuado a su tamaño.
  • Opcionalmente, una combinación de seco y húmedo, si ayuda a la aceptación.
  • Pequeñas porciones de “toppers” seguros y bajos en grasa (por ejemplo, un poco de calabaza cocida simple) solo si no desplazan el alimento principal ni rompen el balance nutricional.

Los suplementos, incluidos calcio y vitaminas, no son necesarios si el alimento es completo. En razas grandes, suplementar calcio por cuenta propia puede ser perjudicial.

Lo que hay que evitar

  • Alimentos tóxicos: chocolate y cacao, uvas y pasas, cebolla y ajo, xilitol (presente en algunos edulcorantes y pastas dentales), alcohol, cafeína, macadamias, masa de pan cruda y cannabis.
  • Huesos cocidos o pequeños: riesgo de fracturas dentales y obstrucciones.
  • Leche de vaca y lácteos en exceso: pueden causar diarrea por intolerancia a la lactosa.
  • Restos de comida con mucha grasa o condimentos: pancreatitis y trastornos gastrointestinales.
  • Dietas crudas sin control sanitario: mayor riesgo de patógenos.
  • Suplementos sin indicación veterinaria: riesgo de desequilibrios (por ejemplo, vitamina D o calcio).

Ante cualquier ingestión dudosa, la recomendación es contactar al veterinario o a una línea de toxicología veterinaria.

Señales de alerta y cuándo consultar

Diarrea persistente, vómitos, falta de apetito, prurito, caída de peso o crecimiento desproporcionado justifican una consulta.

El veterinario puede ajustar la dieta, descartar parásitos y recomendar fórmulas específicas si hay alergias, intolerancias o condiciones particulares.

Mitos comunes, bajo la lupa

  • “Los granos son malos”: no hay evidencia general que respalde eliminar cereales en cachorros sanos. La elección debe basarse en tolerancia individual y respaldo nutricional.
  • “Cuanto más proteína, mejor”: el exceso calórico (no solo de proteína) acelera un crecimiento indeseado, especialmente en razas grandes.
  • “Los cachorros necesitan leche”: tras el destete, la mayoría no requiere lácteos y pueden presentar molestias digestivas.

Un plan con revisiones

El mejor enfoque es dinámico. A medida que el cachorro crece, su requerimiento calórico cambia.

Visitas periódicas al veterinario permiten ajustar porciones, decidir el momento de pasar a alimento de adulto y resolver dudas sobre marcas, formatos y suplementos.

Con un cuenco bien planificado y constancia, los primeros meses se convierten en la base de una vida más sana.