Cómo los gatos eligen a su humano favorito (y cómo podrías serlo vos)

Gato.
Gato.Shutterstock

Los gatos, muchas veces tildados de solitarios, revelan un profundo apego hacia sus cuidadores, semejante al de un niño. A través de estudios recientes, se vislumbran los matices de sus elecciones y la esencialidad del vínculo humano-felino en su bienestar emocional.

En hogares con más de una persona, suele repetirse la escena: hay un gato que tiene opciones… y aun así se sube siempre al mismo regazo, duerme en la misma cama y sigue a un único miembro de la casa hasta el baño. ¿Capricho? Más bien, un cóctel de aprendizaje, apego y comunicación felina exquisitamente sutil.

No es azar: el apego también existe en gatos

Durante años se dijo que los gatos eran “independientes” hasta la indiferencia. La ciencia los desmintió. Investigaciones de la Universidad Estatal de Oregón, lideradas por Kristyn Vitale, hallaron en 2019 patrones de apego en gatos similares a los de bebés humanos y perros: la mayoría forma vínculos seguros con sus cuidadores y busca en ellos base de seguridad. En palabras simples, el gato se siente tranquilo explorando el entorno porque confía en que esa persona responde de forma predecible y reconfortante.

Gato siamés.
Gato siamés.

Ese vínculo no se construye solo con comida. Un estudio previo del mismo equipo (2017) mostró que, en determinadas condiciones, muchos gatos eligen la interacción social con humanos por encima de la comida o los juguetes. El afecto importa, y mucho.

Qué mira un gato cuando “elige” a alguien

  • Coherencia y previsibilidad: los gatos prosperan con rutinas. Quien alimenta, juega y atiende de forma consistente se vuelve un referente. La irregularidad genera estrés; la constancia, confianza.
  • Estilo de interacción: el contacto no deseado espanta. El gato se acerca más a quien respeta sus tiempos, invita en lugar de imponer y sabe retirarse cuando el animal lo indica.
  • Comunicación sutil: un “slow blink” (parpadeo lento) de humano a gato —gesto estudiado en 2020 por investigadoras de las universidades de Sussex y Portsmouth— incrementa respuestas amistosas en felinos. Del otro lado, una mirada fija puede ser leída como amenaza.
  • Juego de calidad: simular la secuencia de caza con una caña y terminar con una pequeña recompensa libera energía y reduce frustración. Quien juega bien se vuelve interesante y predecible.
  • Lenguaje corporal alineado: el gato que elige a alguien suele exhibir cola en alto, bunting (topetazos con la cabeza), amasado y descanso en proximidad. Si esos gestos son correspondidos con suavidad, el lazo se afianza.
  • Olfato y voz: perfumes intensos, desodorantes ambientales o voces altas pueden ser aversivos. Los tonos suaves y los olores neutros facilitan el acercamiento.

Cómo convertirte en su persona favorita

No hay atajos, pero sí prácticas que la evidencia y la experiencia clínica felina recomiendan.

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Empezá por el consentimiento. Sentate a su nivel, ofrecé la mano relajada y permití que el gato inicie el contacto. Las zonas de preferencia suelen ser mejillas, base de las orejas y mentón. Evitá caricias bruscas en abdomen o cola, y prestá atención a señales de “ya basta”: orejas hacia atrás, cola vibrante, piel que se eriza, mirada desviada.

Gato y su dueño.
Gato y su dueño.

Poné a la rutina de tu lado. Alimentación a horarios regulares, sesiones de juego diarias (10-15 minutos, dos o tres veces al día), y momentos de calma compartida crean previsibilidad. Terminá siempre el juego con comida: imita el cierre de la caza y disminuye el estrés.

Entrená con refuerzo positivo. Los gatos aprenden y disfrutan del desafío. Un clicker o una palabra puente, más un trocito de premio que realmente le guste, permiten enseñar desde “venir” hasta subir voluntariamente al transportín. El entrenamiento, lejos de “perrificar” al gato, mejora su bienestar y fortalece el vínculo.

Rascador para gato.
Rascador para gato.

Cuidá el ambiente. Proporcioná rascadores estables, perchas en altura, escondites y bandejas sanitarias limpias (regla común: una por gato más una extra). La posibilidad de controlar el entorno reduce conflictos y asocia tu presencia con seguridad.

Observá, no adivines. Si el gato pide distancia, respetala. Si se acerca con cola en alto, respondé. El respeto sistemático del “no” convierte al humano en una base segura.

Atendé a la salud. Dolor dental, articular o cutáneo puede traducirse en irritabilidad o rechazo del contacto. Chequeos veterinarios periódicos y manejo del dolor son parte del vínculo.

Ajustá expectativas en hogares multigato. Los recursos deben duplicarse para evitar competencia. A veces, el “favorito” del gato es quien gestiona mejor los conflictos y mantiene la casa en calma.

Mitos que conviene dejar atrás

“Le doy comida, entonces me va a querer.” La comida ayuda, pero sin interacción social adecuada el vínculo se queda corto.

“Si lo alzo seguido, se acostumbra.” Forzar contacto erosiona la confianza.

“A los gatos no se los educa.” Se los educa distinto: con paciencia, juegos y refuerzo positivo.

La elección es de dos

La preferencia felina no es un trofeo que se arranca; es una relación que se cultiva.

Los gatos eligen a quien los escucha en su idioma: el de la constancia, la suavidad y el respeto. Si querés ser “esa” persona, empezá por bajar el volumen, parpadear lento y sostener la rutina. El resto lo dirá la cola en alto cuando te reciba en la puerta.