La amenaza del gusano del corazón: prevención y diagnóstico clave para el bienestar de tus mascotas

Veterinaria aplica un antiparasitario a un perro.
Veterinaria aplica un antiparasitario a un perro.Shutterstock

La dirofilariosis, el “gusano del corazón”, avanza implacable con el cambio climático y la urbanización, afectando a perros y, en raras ocasiones, a gatos. Su prevención se vuelve vital en un contexto donde cada picadura cuenta.

La dirofilariosis, conocida popularmente como “gusano del corazón”, avanza silenciosa en perros y, con menor frecuencia, en gatos, impulsada por el cambio climático y la expansión de los mosquitos en áreas urbanas.

Mosquito.
Mosquito.

Aunque puede tardar años en provocar síntomas, cuando se manifiesta puede comprometer gravemente el sistema cardiovascular y respiratorio del animal.

Veterinarios advierten de que la prevención es decisiva, especialmente en zonas templadas y húmedas donde el vector —el mosquito— es cada vez más activo durante más meses del año.

Un ciclo silencioso con consecuencias graves

La enfermedad está causada principalmente por Dirofilaria immitis, un parásito que se transmite por la picadura de mosquitos.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Tras inocular microfilarias en el torrente sanguíneo, las larvas migran y maduran en las arterias pulmonares y el corazón derecho. El proceso puede prolongarse de seis a nueve meses hasta que los parásitos alcanzan la edad adulta, momento en el que pueden medir más de 20 centímetros.

Microfilariae.
Microfilariae.

Ese periodo de maduración explica por qué la infección suele pasar desapercibida. Durante meses —incluso años— los animales pueden no mostrar signos clínicos. Cuando aparecen, a menudo incluyen tos persistente, intolerancia al ejercicio, pérdida de peso, fatiga y, en estadios avanzados, insuficiencia cardiaca o un síndrome vena cava potencialmente mortal.

En gatos, la enfermedad puede presentarse con signos respiratorios inespecíficos e incluso muerte súbita, pese a que suelen albergar menos parásitos y durante menos tiempo.

Diagnóstico: por qué testear aunque “parezca sano”

Detectar la dirofilariosis a tiempo es factible y salva vidas. Los veterinarios recomiendan pruebas anuales en perros, especialmente al inicio de la temporada de mosquitos, y antes de reiniciar la profilaxis si se ha interrumpido.

Los test de antígenos detectan proteínas de hembras adultas en sangre; se complementan con frotis o tests de microfilarias, y, si procede, radiografías y ecocardiografías para evaluar el daño cardiopulmonar.

En gatos, el diagnóstico es más complejo: la baja carga parasitaria y la respuesta inmunitaria hacen que los test sean menos sensibles. En estos casos se combinan serologías de antígenos y anticuerpos con imagen torácica.

Tratamiento: eficaz, pero no exento de riesgos

El manejo en perros suele incluir una fase de estabilización (si hay signos clínicos), tratamiento adulticida con melarsomina en pautas controladas, y terapia contra microfilarias y larvas.

Durante y después del tratamiento, el reposo estricto es fundamental: la muerte de los parásitos puede provocar embolias si el animal realiza ejercicio. En infecciones masivas con síndrome de vena cava, puede ser necesaria la extracción quirúrgica de los gusanos.

En gatos, no existe un tratamiento adulticida aprobado tan estandarizado como en perros; la estrategia se centra en cuidados de soporte, control de la inflamación y, en algunos casos, manejo quirúrgico.

Prevención: la herramienta más poderosa

Mujer aplica repelente a su perro.
Mujer aplica repelente a su perro.
  • Profilaxis regular: fármacos preventivos mensuales o de liberación prolongada, indicados por el veterinario en función del riesgo local, cortan el ciclo larvario antes de que el parásito madure.
  • Control del vector: repelentes y mosquiteras, reducción de aguas estancadas y horarios de paseo fuera de los picos de actividad del mosquito ayudan a disminuir las picaduras.
  • Cribado anual: incluso con profilaxis, las pruebas periódicas permiten detectar fallos de administración o resistencias emergentes.
  • Educación y planificación: antes de viajar con mascotas a zonas endémicas, conviene ajustar la prevención y realizar un test al regreso.

¿Y las personas?

La dirofilariosis es, ante todo, una zoonosis de transmisión vectorial, pero la infección humana es poco frecuente y, por lo general, no se transmite de mascotas a personas, sino por la picadura de mosquitos infectados.

En humanos, Dirofilaria puede producir nódulos pulmonares o subcutáneos, habitualmente benignos y de resolución quirúrgica o espontánea. La mejor protección comunitaria sigue siendo reducir la carga parasitaria en reservorios animales y controlar los mosquitos.