A medida que más familias incorporan cachorros a sus hogares, la seguridad se vuelve una prioridad tan importante como la alimentación y la educación. La curiosidad natural de un perro joven —sumada a su falta de experiencia— puede derivar en accidentes evitables, desde intoxicaciones hasta caídas o extravíos.
Estas diez medidas, recomendadas por profesionales del comportamiento canino y la medicina veterinaria, ayudan a reducir riesgos en interiores y exteriores sin sacrificar el bienestar ni la socialización.
Lea más: El destete en perros: cuándo y cómo hacerlo de manera saludable
1) “Puppy-proofing”: adapta el hogar a su curiosidad
Antes de traerlo a casa, retirá o elevá objetos que puedan romperse o resultar peligrosos: cables sueltos, productos de limpieza, pilas, medicamentos y pequeñas piezas que puedan tragarse.

Usá seguros para cajones y tapas de basura con cierre. En balcones y ventanas, colocá mallas o topes para impedir escapes o caídas.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
2) Identificación siempre: placa visible y microchip
Un collar con placa legible (nombre y teléfono) es la primera línea de defensa frente a extravíos. Complementá con microchip registrado a tu nombre cuando sea posible y mantené actualizados los datos. Esta doble identificación acelera la reunificación si se pierde.
Lea más: Prevención de lesiones en cachorros: lo esencial para una vida activa y sin dolencias
3) Vacunas y control de parásitos al día
Cumplir con el calendario de vacunación y los desparasitantes internos y externos protege frente a enfermedades frecuentes.

Consultá con tu veterinario sobre riesgos locales (parvovirus, leptospirosis, filaria, pulgas y garrapatas) y el plan preventivo adecuado a tu zona y estilo de vida.
4) Socialización segura y progresiva
Entre las 8 y 16 semanas, exponé al cachorro a estímulos diversos —personas, sonidos, superficies, otros perros sanos y vacunados— en sesiones breves y positivas.
Evitá lugares de alta carga biológica (parques caninos concurridos) hasta que complete su esquema de vacunas. La socialización bien gestionada previene miedos y reacciones inseguras en el futuro.
5) Arnés, correa y entrenamiento de llamada
En exteriores, un arnés bien ajustado y una correa resistente reducen escapes y lesiones cervicales. Enseñá el “vení” desde el principio con refuerzos positivos; una llamada confiable es un salvavidas si se suelta o se asusta.
Practicá en entornos controlados antes de pasar a espacios abiertos.
6) Transporte responsable en el automóvil
Nunca lleves al cachorro suelto. Usá un transportín homologado, un sistema de sujeción al arnés o una barrera para el maletero si viaja en la parte trasera.
Evitá dejarlo solo en el coche: las temperaturas pueden subir o bajar peligrosamente en minutos, incluso con ventanillas entreabiertas.
Lea más: Alimentación en la primera etapa: qué darle a tu cachorro y qué evitar
7) Gestión de espacios: corralitos, puertas y crate
Delimitar áreas con vallas o puertas de seguridad previene accidentes cuando no puedes supervisar. Un transportín o “crate” correctamente asociado a experiencias positivas proporciona un lugar seguro para descansar y puede evitar conductas destructivas o ingestiones peligrosas.
8) Alimentación y objetos seguros para morder
Ofrecé juguetes masticables apropiados al tamaño y la fuerza del cachorro, evitando huesos cocidos, palos o juguetes que puedan astillarse.

Mantené fuera de su alcance alimentos tóxicos como chocolate, uvas y pasas, cebolla, ajo, xilitol, alcohol y ciertos edulcorantes. Revisá también plantas comunes potencialmente peligrosas (costilla de Adán, dieffenbachia, adelfa).
9) Jardín y exteriores: cercas, piscinas y clima
Comprobá que las vallas no tengan huecos por donde pueda escapar y que la puerta cierre bien. Si hay piscina, usá cubiertas seguras o barreras; enseñá una ruta de salida y supervisá siempre.

En climas extremos, limitá la exposición: el asfalto caliente quema almohadillas y el frío intenso puede causar hipotermia. Proporcioná sombra, agua fresca y tiempos de paseo ajustados.
10) Rutinas de supervisión y primeros auxilios básicos
La vigilancia activa sigue siendo la mejor herramienta de prevención. Aprendé a reconocer señales de malestar (vómitos, letargo, diarrea, cojera) y tené a mano el teléfono de tu veterinario y una clínica de urgencias.
Un botiquín canino básico —gasas, solución salina estéril, pinza para garrapatas, vendas cohesivas— permite una respuesta inicial mientras buscás atención profesional.
Mantener a un cachorro seguro no significa aislarlo, sino equilibrar exploración y control. Con preparación, supervisión y prevención, los primeros meses pueden ser tan seguros como enriquecedores, sentando las bases de un perro adulto confiado y saludable.
