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Para casos como este vienen bien los productos que tienen feromonas. Ayudan a los gatos, y también a los perros, tras el estrés de una mudanza, por ejemplo, que es un momento en el que muchos de ellos no se encuentran bien.
No obstante, no hay que abusar de los productos con feromonas. Se deben usar por un corto periodo de tiempo y no sustituyen la dedicación del dueño a su animal ni la educación que hay que darle.
"Las feromonas son sustancias secretadas por los seres vivos que funcionan como mensaje: les vienen a mandar la señal de que el terreno es seguro", explica Ursula Bonengel, presidenta de la Asociación para Terapia del Comportamiento Animal en Berlín.
Los animales las detectan por la nariz y las interpretan como algo agradable. La consecuencia de liberar feromonas en casa es que el el animal usará su arenero en vez de una esquina del salón y se sentirá seguro en el entorno.
Estas sustancias, no obstante, no actúan contra el problema en sí mismo, sino contra el estrés que el problema desencadena.
La mayoría de los animales producen feromonas en distintas partes de su cuerpo. "Una perra lo hace por ejemplo tras el nacimiento de sus cachorros", explica Astrid Behr, portavoz de la Federación alemana de Veterinarios en la ciudad de Fráncfort.
Los gatos producen una feromona en el rostro. Las sustancias que el dueño libera cuando utiliza un producto con feromonas -ya sea un espray o un depósito que se enchufa a la corriente eléctrica- se han producido sintéticamente e imitan a las naturales.
Se pueden comprar en el veterinario. Y para las personas no son reconocibles por el olfato.
"Se pueden aplicar, por ejemplo, a los transportines de los gatos y los perros para meterlos en un automóvil", señala Astrid Behr.
También dan buen resultado cuando dos gatos se enzarzan continuamente o cuando un felino se lame continuamente y compulsivamente por estrés.
Pueden además resultar tranquilizadoras para los perros que sufren de ansiedad cuando se separan de sus dueños, por ejemplo cuando estos se van al trabajo, y para los que entran en pánico con los fuegos artificiales de fin de año.
No hay que tener temor. Estas sustancias no dañan a los animales, como algunas personas pueden temer.
"No conocemos efectos secundarios adversos", confirma Marion Steinbach, de la Asociación de Protección Animal alemana en Bonn. "Lo único que puede ocurrir es que no hagan efecto", dice la terapeuta de animales Ursula Bonengel.
Tampoco hay que esperar milagros de las feromonas. Astrid Behr indica que ayudan con problemas a corto plazo pero no sirven para modificar un trastorno de conducta.
Un perro miedoso se sentirá mejor con ellas, pero no quedará liberado de su miedo, por ejemplo. "Las feromonas son un elemento de apoyo", subraya la veterinaria Christiane Quandt.
"Tampoco es recomendable estar utilizando feromonas continuamente, como perfumando la casa con ellas, para tranquilizar al gato", advierte Marion Steinbach.
Es mucho más importante adecuar la vivienda para el felino y ocuparse de él con la constancia que necesita.