La casa de los gatos resurge de sus cenizas

Los gatos son los reyes en la nueva Casa de Ernesto, un refugio para estos y otros animales cerca de Alepo, donde un conductor de ambulancia creó un santuario gatuno similar al que tenía en esta ciudad siria, que acabó destrozado por los bombardeos.

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La cabeza de Mohamed Alá Ayil bulle con proyectos de futuro para el hogar de los gatos, que ahora se localiza en el pueblo de Kafr Naha, en la provincia de Alepo, Beirut, ya que su objetivo no es solo proteger a los felinos sino también ayudar a las personas más necesitadas y a los menores de su comunidad.

Su “historia de amor” con los gatos se remonta a los tiempos en los que residía en la población de Alepo.

Allí, Ayil fundó hace años un refugio, la Casa de Ernesto original, que bautizó con el nombre de su gato doméstico, en el barrio de Masaken Hanano, donde cuidaba de los felinos callejeros o abandonados por sus vecinos, muchos de ellos desplazados por el conflicto.

Sin embargo, durante la ofensiva gubernamental de finales del año pasado en la urbe, la casa de los gatos fue destruida por los bombardeos y los disparos de artillería, ya que se encontraba en la parte asediada de la localidad, bajo control rebelde.

“La mayoría de los gatos falleció por los bombardeos, sobre todo, por los ataques con gas cloro, ya que los gatos no saben huir del gas, que se expande a nivel del suelo, con lo que hay que ir un sitio alto para escapar de él”, explica Ayil a Efe por teléfono.

Cuando este sirio logró salir del asedio en diciembre pasado se llevó consigo 25 gatos a su nueva residencia en Kafr Naha, a 5 kilómetros de Alepo, donde ha erigido un refugio más grande que el anterior, que actualmente alberga a más de 120 mininos y cuatro monos.

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Los simios “estaban en jaulas de pájaros y cuando sus dueños huyeron de Alepo no se los pudieron llevar, estaban sin comida”, recuerda Ayil, que decidió “adoptar” a los cuatro monos, dos hembras y dos machos, y los trasladó a Kafr Naha.

En este pueblo, Ayil ha seguido trabajando como conductor de ambulancias y, aparte, ha habilitado una granja para acoger a los gatos, monos y otros animales abandonados.

El lugar cuenta con dos clínicas -una veterinaria y otra médica para personas-, así como una guardería y un parque de juegos para menores, donde también acuden huérfanos.

“Hacemos cosas bonitas para la gente”, refiere Ayil.

Para sostener la iniciativa, este hombre cuenta con el respaldo de un grupo de Facebook “Il gattaro D'Aleppo”, como también se conoce la casa de los gatos, con más de 23.000 seguidores que no solo aportan donaciones para los animales, sino que también apadrinan a huérfanos.

“Es un grupo fundado por una amiga mía del Líbano que reside en Italia, se llama Alessandra Abidin, que ha elevado la voz en árabe, italiano e inglés para explicar nuestro proyecto”, detalla Ayil.

Y es que la casa de los gatos supone un gasto de unos 40.000 dólares al mes.

Ahora que se acerca el invierno, los felinos tienen tres comidas al día, y son alimentados con pollo, mortadela o queso, esto último en el caso de los gatos más pequeños.

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Los monos comen plátanos, mango, lechuga, judías y frutos secos, entre otros alimentos.

“En los últimos meses, hemos rescatado a más de cincuenta gatos pequeños de zonas próximas que o bien estaban siendo bombardeadas o se encontraban deshabitadas, por lo que no había nadie que los alimentara”, señala Ayil.

Cada día hacen un recorrido en busca de animales que vivan en la calle para recogerlos y transportarlos al refugio, que se ha convertido en una especie de pueblo para los gatos con sus casetas, árboles y fuentes.

“Es el primer lugar de este tipo en Siria -asegura orgulloso Ayil- a la gente le gusta mucho, porque no es solo para los animales, pretendemos también servir a las personas y ayudar a los pobres y los niños”.

Pese a estos logros, Ayil no se conforma y ahora estudia crear un refugio para perros.

“Hay muchos perros callejeros muertos de hambre y el Consejo Local (de Kafr Naha) decidió matarlos ante el temor de que atacaran a la gente ” , denuncia este sirio, que planea comprar un terreno para albergar a los canes extraviados del área.

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