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Especialmente peligroso es el virus del herpes. Lo pueden transmitir animales que a la vista parecen estar sanos.
Por eso, la tortuga nueva que llega a casa debería someterse a al menos un análisis de sangre en el veterinario para ver si es portadora del virus.
Más seguridad se gana repitiendo el análisis unos meses después. Hasta entonces, la tortuga debería estar separada de las demás que tengamos.
Lo recomendable, por otro lado, es tener solo tortugas del mismo tipo.