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El edificio se encuentra al costado de avenida principal Tte. Nicasio Insaurralde y Tte. Leandro Pineda del microcentro de la ciudad y sin lugar a dudas guarda una rica historia, pues en ese lugar funcionaba uno de los primeros almacenes y el cine-bar Terraza.
Cuentan los pobladores antiguos que era uno de los lugares más concurridos de la época, pues frente mismo se encuentra el mercado municipal y la parada de ómnibus y los vecinos no podían pasar de largo antes de tomar un trago o disfrutar de una buena película en ese sitio.
Antes de que la familia Aquino adquiriera, a mediados del siglo pasado, el inmueble pertenecía a los Martí que residían ahí, lo que indica que la construcción tiene más de 120 años de antigüedad. Según cuentan los lugareños que en esa casa permaneció por casi 15 años la imagen de la Virgen de la Natividad de María, protectora espiritual de la ciudad, cuando el templo fue refaccionado.
Además en la misma residía la mayordoma del templo, la señora Ismenia Aquino, y en donde cada año la virgen visitaba la casa para el cambio de vestuario para las fiestas patronales de setiembre. Sin lugar a dudas, guarda una rica historia.
La familia Aquino transfirió la casa al comerciante Mario González, quien alquiló los salones por varios años a comerciantes y ahora compró el inmueble el propietario del supermercado Colón para convertirlo en estacionamiento.
“La idea nuestra es ampliar el estacionamiento, de hecho hace años que venimos alquilando este predio como estacionamiento y ahora compramos para aumentar el espacio y la verdad que nadie nos aclaró que se trate de un patrimonio cultural de la ciudad. Además, está muy descuidado el edificio”, expresó el actual dueño Fernando Díaz.
Dijo que ya solicitaron a la Municipalidad la autorización para demoler la edificación, pero el intendente municipal, José Vallejos, colorado, indicó que la comuna a su cargo no recibió ningún pedido y que solo a través de las redes sociales se enteró del proyecto.
Sin embargo, los comerciantes que ocupaban el edificio ya fueron obligados a desocupar el espacio. “Mi familia ocupó este lugar por más de 18 años y ahora nos piden salir y no sé qué destino darán a este edificio”, expresó uno de los arrendatarios, Robert Arriola, que hoy retiró todas sus pertenencias.