El Estero Patiño desapareció bajo el arenal transportado por el Pilcomayo

El Estero Patiño desapareció bajo un manto de arena transportado por el Pilcomayo. Pensar en su recomposición es una utopía. La alternativa viable es restaurar la red de cauces naturales para introducir sus aguas hasta el interior del Chaco. El beneficio del río debe alcanzar al medio ambiente y pobladores en primer lugar. Elaborar el plan maestro es responsabilidad del Mades.

Pensar hoy en extensos campos regados por el Pilcomayo es una utopía. Con suerte podemos tener al río en un cauce y de allí esperar que llegue al interior de nuestro Chaco.
Pensar hoy en extensos campos regados por el Pilcomayo es una utopía. Con suerte podemos tener al río en un cauce y de allí esperar que llegue al interior de nuestro Chaco.

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Hasta el año 1975, el río Pilcomayo se escurría casi enteramente en nuestro territorio. El ingreso de sus aguas era el sustento del Estero Patiño, uno de los mayores ecosistemas del Chaco paraguayo.

A medida que el cauce del río retrocedía por la colmatación, el agua ya no llegaba con la misma intensidad en el Estero Patiño. La sedimentación, por su parte, también comenzaba a cubrir los cauces menores que permitían su escurrimiento.

En el Estero Patiño se veía llegar el principio del fin: cauces taponados por sedimentos, el río que dejó de ingresar con la totalidad de su caudal y la colmatación cubriendo los campos de pastura.

En el año 1992, Argentina y Paraguay toman la decisión de abrir dos canales, uno frente a otro, para captación de aguas y así introducir al Pilcomayo en los respectivos territorios.

La apertura de los canales salvó al Paraguay de perder al Pilcomayo.

Si no hubiera sido por esas obras, nuestro país ya no tendría soberanía sobre la mitad de sus aguas.

Si bien la distribución no es equitativa, se logra un ingreso promedio de 35-40 por ciento del caudal total del río. Argentina queda con la porción restante.

El destino del Estero Patiño

El inmenso esteral ya no existe ni volverá a existir tal como se conocía hasta la década de 1980. La colmatación terminó por cubrir buena parte de los campos y esa es una realidad que no se puede ocultar.

El desafío con el río Pilcomayo no es resucitar al Estero Patiño: la problemática es la distribución de aguas a partir del fortín Gral. Díaz, en el departamento de Presidente Hayes.

En los últimos cinco años, el Pilcomayo ingresó sin interrupciones en nuestro territorio. Situación inédita.
En los últimos cinco años, el Pilcomayo ingresó sin interrupciones en nuestro territorio. Situación inédita.

Al sur de Gral. Díaz, sobre todo en el cauce del río Montelindo, una serie de productores instalaron represas que dificultan el escurrimiento de las aguas.

A la existencia de represas se suma la falta de limpieza de los cauces. Y aquí viene un dato curioso: son los mismos propietarios quienes no autorizan el ingreso de maquinaria para realizar tal trabajo; con suerte permiten una limpieza de vegetales.

La autoridad de aplicación en el tema hídrico es el Ministerio del Ambiente (Mades) pero muy poco se puede ver de interés por la suerte del Pilcomayo.

El ministerio no logra hasta el momento establecer un plan integral de manejo del río y el resultado es la dispersión de agua.

Paraguay, en lugar de acumular agua, lo que está haciendo es mal utilizar el escaso recurso que compartimos con Argentina.

Muchos productores se acostumbraron a la bonanza del agua cubriendo sus campos, lo que impedía el crecimiento de malezas y la reproducción de las hormigas.

El resultado de no tener el agua en los campos es la inmensa cantidad de nidos de hormigas, takurúes y montes espinosos a lo largo de miles de hectáreas.

El Pilcomayo llega sin mayores inconvenientes hasta Gral. Díaz. A partir de allí queda sortear represas levantadas por los mismos productores.
El Pilcomayo llega sin mayores inconvenientes hasta Gral. Díaz. A partir de allí queda sortear represas levantadas por los mismos productores.

La crecida del Pilcomayo permitía utilizar gratis los campos del Estero Patiño. Las mejores áreas de pastura del país estaban en el Bajo Chaco.

Terminó la bonanza del Pilcomayo. Aquellos tiempos en que el río hacía todo el trabajo no volverán.

Ventaja que Paraguay no utiliza

Prácticamente la mitad del Chaco paraguayo integra el delta del Pilcomayo. Este conjunto de cauces naturales, que se abre en forma de triángulo, se distribuye a través de una intrincada red de conductos y cañadas naturales.

En los alrededores del fortín Gral. Díaz se tiene la naciente de una serie de ríos como el Verde, Montelindo, Confuso, Negro, He’ê. Todos ellos ingresan hasta las profundidades del Chaco paraguayo y a su paso van dando vida a una extraordinaria biodiversidad.

El Ministerio del Ambiente y la Comisión Nacional del Pilcomayo tienen en sus manos todo un sistema de cauces que pueden ser restaurados en forma progresiva.

A modo de ejemplo, en el esteral de Gral. Díaz hay un cauce que llega hasta las inmediaciones del antiguo fortín La Verde, hoy Ramos Alfaro, en la frontera con Argentina.

Este cauce tiene un taponamiento que no pasa de 30 kilómetros y que puede ser restaurado para volver a introducir agua en los alrededores de laguna Escalante e inclusive más al sur.

Apenas 30 kilómetros de taponamiento, es poquísimo como trabajo y los beneficios son extraordinarios para regar un territorio que hoy depende de las lluvias.

En la medida en que los cauces naturales se vayan restaurando el agua se escurrirá en una mayor superficie y el número de beneficiarios aumentará, con un impacto altamente positivo para la biodiversidad.

No es necesario hacer canales sino restaurar aquellos cauces que ya se tienen. Paraguay tiene una ventaja que no utiliza para distribuir en mayor superficie el río.

El Pilcomayo es de todos

El Estado invierte un promedio de 10 millones de dólares en la limpieza y rehabilitación de cauces del Pilcomayo. Este trabajo debe llevarse a cabo cada año por la sencilla razón de que los sedimentos llegan con cada crecida, tapando todo a su paso.

Las aguas no se pueden conducir hacia tal o cual sector en forma caprichosa, en beneficio de unos pocos. Se debe priorizar el medio ambiente y las poblaciones, luego viene el beneficio para los productores.

Las represas que se levantan en forma anárquica deben ser destruidas, para que el agua fluya con mayor rapidez con dirección a fortín Caballero y Tte. Esteban Martínez.

Pero las represas no deben ser satanizadas: pueden ser de extraordinaria utilidad siempre y cuando respondan a un plan maestro, que es precisamente lo que no se tiene.

En cuanto al Estero Patiño, lamentablemente ya no existe. Lo que resta hacer es usar en forma racional lo que tenemos del Pilcomayo.

Y aquí viene la deuda del Ministerio del Ambiente: es la autoridad de aplicación, por lo tanto responsable de hacer un plan maestro de uso y distribución del Pilcomayo, que hasta hoy no tenemos.

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