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El Tribunal de Apelación de Boquerón ratificó en su totalidad las condenas de 12 a 40 años de reclusión establecidas para los acusados por la masacre de Taguató, como quedó conocido el bárbaro asesinato del estanciero Alcibiades Desiderio Ayala Coronel, de 73 años, su esposa Francisca Nidia Núñez Romero (71) y sus nietos Milagros Nahyara Sánchez Ayala (10) y Franco Manuel Sánchez Ayala (7), ocurrido en julio de 2019.
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Esta decisión fue resultado del voto unánime de los camaristas Emigdio Castillo, Carlos Miranda y Shirley Romero por la confirmación de la sentencia N° 5, dictada por el Tribunal de Sentencia de Boquerón, el 21 de abril del 2023.
“(...) no podemos desconocer que esos homicidios se dieron y sirvieron como preparativo para el abigeato. Hay que recordar que, en este ítem, es debido analizar las implicancias directas e indirectas del hecho punible objeto de juicio, y esos homicidios fueron antecedentes directos del abigeato, porque entre los fallecidos se halla quien fuera propietario del ganado hurtado, lo que me lleva a considerar que, si no hubieran asesinado al propietario, la dificultad para hurtar los animales habría sido -desde luego mayor”, señala la Cámara en una parte de la sentencia.
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Todos los condenados por la masacre de Taguató
En la fecha indicada, el colegiado condenó al capataz de la estancia Vicente Ramírez Acosta y a su pareja Elizabeth Duarte Villalba por homicidio doloso, abigeato, robo agravado, hurto especialmente grave y asociación criminal a la pena máxima de 30 años de cárcel más 10 años de medida de seguridad.
De igual manera, fue condenado a 12 años y 6 meses de prisión, por abigeato y asociación criminal, Cesareo Antonio Duarte Galeano (39), quien sería el ideólogo del robo de ganado. Había arrendado la estancia denominada Santa Rosa, que funciona en Margariño, no muy lejos de la estancia Taguató.
También fueron condenados a 6 años de cárcel los hermanos José Rosa y Carlos Leonor Vera Medina, hallados culpables de abigeato y asociación criminal.
En el caso del abogado Ricardo Emilio Ramírez Caballero, fue condenado a 5 años de prisión por abigeato y asociación criminal.
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Integraron el Tribunal de Sentencia los magistrados Amado Yuruhan (presidente), Rosana Ortiz y Fany Cáceres.
Robo de vacunos fue el móvil del bárbaro crimen
En juicio, el Ministerio Público demostró que el crimen se cometió con saña y total alevosía, con el único propósito de robar 200 vacunos. Los fiscales Héctor Velázquez y César Sosa explicaron que los homicidas durante cuatro días dieron como desaparecidas a las víctimas. Sin embargo, ya las habían arrojado a un pozo ciego durante ese tiempo.
Tras el crimen, 90 vacunos fueron recuperados de un frigorífico de Belén (donde ingresaron con documentos falsos) y otros 42 vacunos (desmamantes), fueron rescatados de una estancia vecina.
Según los investigadores, los cuatro miembros de la familia llegaron el martes 9 de julio del 2019 a la hacienda “Taguató”, ubicada en Mariscal Estigarribia, Chaco, con la idea de pasar las vacaciones de invierno. Al llegar la la estancia, la niña realizó una videollamada a su mamá y a las 13:36 enviaron una foto de la entrada del sitio, la cual fue la última comunicación que mantuvieron con las víctimas.
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Primero asesinaron a los abuelos y luego a los nietos
En ese momento, los criminales ya tenían una buena parte del ganado arreado para cargarlo a los camiones. Don Alcibiades y su familia fueron llevados directamente a una de las habitaciones de la estancia donde fueron asesinados señala la acusación.
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El primero en ser eliminado de un escopetazo fue el hacendado, luego su esposa. Después fueron los menores, primero la niña, quien sufrió una herida de refilón en la cabeza y la remataron con un tiro en la espalda; al niño lo mataron de un balazo en la nuca, también por la espalda.
En juicio, la tía de la niña recordó que llamó para felicitar a su sobrina porque ese día cumplía 10 años pero como no atendía, llamó al capataz ahora acusado en más de una ocasión. Posteriormente, Vicente Ramírez le devolvió la llamada para decir que habían quedado sin señal por mal tiempo, pero que estaba todo bien y que tuvo que subir a la antena para poder llamarla y por eso no sería posible contactar con sus familiares.
Por esta razón, la tía pidió que haga llegar sus felicitaciones a la niña. Para los investigadores, en el momento en que Vicente Ramírez realizó esta llamada las víctimas ya habían sido ultimadas.