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Los fuegos artificiales que marcaron la llegada del 8 de diciembre, esta vez pasada por agua, símbolo de bonanza, tuvieron una duración de aproximadamente 7 minutos.
El programa de la Vigilia arrancó a las 23:30 del sábado con una narrativa y escenas entre el público de la leyenda del Indio José y el tallado de la imagen cuya historia comprende 420 años.

La explanada de la Basílica fue el gran escenario, con la gran participación del público, para la representación de la persecución y fe del Indio José que abarcó relatos para representar los pasajes como el tallado de la Virgen y concluyó con su entronización. La coreografía incluyó danzas tradicionales del Paraguay en honor a la Virgen con apertura musical de la Guarania Tupasy Caacupé. Como parte del espectáculo tuvo lugar la entrada de la bandera gigante de Paraguay y la bandera Papal, acompañada con una marcha solemne.

El público vibraba con las canciones patrióticas y las dedicadas a la Virgen bajo la persistente lluvia con las linternas de sus celulares encendidas, pañuelos blancos al viento y banderas. Cuando estallaron los fuegos artificiales la emoción llegó al máximo mientras se escuchaba el Himno a la Virgen. Tampoco faltaron Felicidades y 13 Tuyutí.
Imagen gigante
La imagen gigante de la Virgen de los Milagros ubicada en la rotonda entre la Plaza Tte. Fariña y la Basílica se convirtió en la nueva atracción. Los peregrinos se tomaban selfies y admiraban la magnificencia de esta obra del artista plástico caacupeño Ricardo Núñez. La figura de 12 metros despertaba admiración y era punto obligado para una fotografía “recuerdo de Caacupé” a G. 25.000.

Entre el ajetreo y el chapuzón los vendedores que acudieron a Caacupé dejaron sus rubros habituales como alimentos y empezaron a vender pilotines, como el caso de Salomón Machado, quien dijo que llegó desde Asunción para ofrecer comida, pero la lluvia cambió los planes y para bien.
Los vendedores de pirí que en principio se vieron afectados por la lluvia, luego fueron favorecidos porque la gente necesitaba la esterilla para esperar la misa central.