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La adolescente María Luján fue dada de alta este martes 17 de diciembre del Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”, después de seis meses de proceso postoperatorio, luego de haber recibido un trasplante de corazón.
En total, la adolescente permaneció ingresada en el hospital un año, desde el primer inconveniente cardiovascular que llevó a su madre a buscar ayuda.
Hoy, su madre María José Ibarra mira la vida con agradecimiento y actitud positiva, si bien sabe que todavía le queda un largo camino por recorrer. La cirugía salió bien, pero a consecuencia de la complejidad de la intervención, la paciente tuvo varios paros cardiorrespiratorios, que derivaron en una consecuencia neurológica.
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Consecuencias neurológicas
María Luján tiene ahora inmovilidad en las extremidades del lado izquierdo de su cuerpo, pero su familia no pierde la esperanza de que con fisioterapia y constancia, en un tiempo vuelva a caminar.
Hubo un momento en que el panorama no fue nada bueno. María Luján tenía 1% de latido al salir de la operación y tenía pocas probabilidades de supervivencia, pero -acostumbrada a ir contra los pronósticos- hizo lo suyo.
Por el momento, más allá de las dificultades, están dadas las condiciones para que la adolescente esté en su casa, disfrutando de la compañía de su familia.
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Agradecer más allá de todo
Su madre cuenta que para la niña fue difícil anímicamente la primera etapa de atravesar la enfermedad, pero la situación la empujó a madurar de forma admirable, y hoy solo expresa agradecimiento, a su donador, y a la vida, porque ella pudo salir del hospital con un trasplante logrado.
María José Ibarra destaca el papel del donador en la historia, pues “tampoco es fácil tener que dar el sí en un momento que ya es de por sí doloroso”.
“Que dentro de ese dolor encuentren la forma de ayudar es un acto demasiado loable, generoso”, expresó la mamá de la paciente.
Finalmente, expresó su deseo de que otras personas no tengan que esperar tanto y consigan donante en tiempo oportuno.