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El padre Aldo Trento, italiano de nacimiento pero paraguayo de corazón, fue un ejemplo de solidaridad y caridad. Impulsado por la fe, realizó innumerables obras en beneficio de los paraguayos.
Falleció hoy, a los 77 años de vida, 35 años después de haber pisado territorio paraguayo por primera vez.
Trento nació en enero de 1947 en Belluno, Italia. El 28 de julio de 1958, con solo 11 años, dejó a sus padres para ir al seminario de la congregación religiosa de los padres Canosianos.
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Pasó 14 años en el Seminario, donde fue ordenado en 1972. Según sus relatos, en su juventud llegó a unirse a la extrema izquierda y peleó en batallas políticas que consideró justas, participó de asambleas y manifestaciones en Italia, años en los que dejó de lado su vocación religiosa.
En los años ‘80, surgió la posibilidad de unirse a la Fraternidad Misionera de San Carlos Borromeo y retomó el camino de la fe. Luego, finalmente, llegó a Asunción en 1989 y desde entonces fue reconocido por su labor solidaria y desinteresada.
Rápidamente, dio vida a la fundación San Rafael
El padre Trento fundó su primera gran obra, la Fundación San Rafael, el 19 de abril de 1999. El objetivo de esta organización sin fines de lucro es atender a las personas en las áreas de salud, educación, alimentación y formación humana y espiritual.
“La Fundación San Rafael nace de la pasión por Cristo, presente y vivo en la Eucaristía y en los más pobres”, expresó el sacerdote al hablar sobre su organización.
Durante 25 años ha brindado asistencia integral a pacientes terminales y crónicos, niños enfermos y abandonados, huérfanos y en situación de vulnerabilidad.
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Un asilo para enfermos terminales
En mayo del 2004 fundó también la clínica Casa de la Divina Providencia San Riccardo Pampuri. Allí, enfermos terminales de sida y cáncer de escasos recursos, olvidados por la sociedad, encuentran refugio.
Los mismos enfermos definen el lugar como la antesala al Paraíso. Trento, durante décadas, los acompañó hasta su última morada.
En cuanto a la clínica de la fundación, Trento llegó a afirmar que había una cantidad mayor a 200 personas que llegaron con diagnóstico “desesperante“ pero se curaron milagrosamente.
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También fundó un hogar para niños
La Casita de Belén es otra de las grandes obras del sacerdote italiano. Nació como respuesta a la gran cantidad de niños y bebés en situación de vulnerabilidad a causa del abandono o la orfandad.
“Los niños son los representantes de Jesús. En sus personas, honramos la infancia de Cristo, formándolos como buenos cristianos y ciudadanos“, expresó Trento al hablar de esa obra en una entrevista para ABC Color.
Escuelas y consultorios médicos
Trento no paró con esos proyectos sociales. También fundó la Escuela Pa‘i Alberto. Allí no solo se brinda educación, sino que también entregan desayuno y almuerzo a los niños más necesitados, además de clases de refuerzo.
En el 2002, fundó el policonsultorio Juan Pablo II, que funciona gracias a la caridad de médicos que se ofrecieron para asistir a los más necesitados.
El sacerdote italiano no olvidó a las embarazadas desamparadas, pues fundó el Centro de Ayuda a la Vida, mediante el cual brindaban vestimenta y alimentación, además de asesoramiento jurídico y asistencia para conseguir trabajo.
También, en el 2016, fundaron el Centro Cultural Mborombé, donde se llevan a cabo eventos y exposiciones para solventar los gastos de toda la fundación.
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Paralelamente, cientos de familias reciben kits de alimentación que son armados gracias a la donación de los fieles. Todas esas obras fueron posibles gracias a los padrinos, seguidores del padre Trento y asistentes a la iglesia San Rafael.
El ahora fallecido sacerdote italiano cautivó a cientos de fieles e hizo que colaboren con sus obras. Gracias a su don de la palabra, logró impulsar todos estos proyectos, siempre de la mano de la ciudadanía.
Durante sus 35 años de vida en Paraguay, ayudó a miles de personas necesitadas y, según recuerdan sus allegados, fue “un santo de la caridad“.