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Aproximadamente 3.000 niños en edad escolar viven con sus padres en el complejo habitacional San Blas, en Mariano Roque Alonso, luego de que el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat los haya ubicado en ese lugar para sacarlos de la franja de dominio del Tren de Cercanía.
De este total, muchos son los que están desertando y perdiendo el año lectivo, debido a que las escuelas en que se inscribieron quedan a muy larga distancia y el traslado implica un costo elevado para sus padres.
En muchos casos, las familias están compuestas por madres solteras con muchos hijos, por lo que se hace imposible costear tantos pasajes diarios.
Rocío Argüello, una pobladora del barrio quien tiene tres chicos en edad escolar, nos contó que el año pasado dos de sus hijas perdieron el año escolar debido a que el calor extremo les impedía trasladarse tan lejos. Además, ella debe trabajar para mantenerlos y le costaba llevarlos a la institución educativa. Lo mismo le pasó con su hijo pequeño, que debía hacer el jardín de infantes, pero ella no tenía forma de llevarlo tan lejos.
Condiciones logísticas y económicas difíciles
Expresó que, como toda madre, tampoco quiere que sus hijos pierdan el año escolar, pero realmente sus condiciones logísticas y económicas son difíciles.
Recordó que cuando la llevaron a ese nuevo barrio construido por el MUVH no le informaron que no habría acceso a escuelas cercanas.
Si bien intentaron inscribir a sus hijos en escuelas aledañas al barrio, estos también tienen sus cupos casi llenos porque cuentan con una población estudiantil previa a la llegada de ellos.
Reconocieron que estos colegios sí aceptaron a varios chicos, pero no dan abasto para la cantidad de niños del barrio San Blas que necesitan estudiar.
Algunos siguen yendo a escuelas de su anterior barrio
Liliana Mereles, pobladora y vocera del barrio, dijo que agradecen a las autoridades por haberles brindado casas, pero les recordó que cambió su condición de infraestructura, no su condición socioeconómica.
Por tanto, si bien algunas familias tomaron la decisión de seguir mandando a sus hijos a escuelas de la zona de Zeballos Cue, donde vivían antes, no alcanza el dinero para pagar tantos pasajes diarios.
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“Hay mucha deserción escolar y mucho ausentismo escolar que implica casi lo mismo, porque qué puede aprender un chico que falta cuatro veces a la semana a la escuela”, cuestionó la pobladora.
Ante este escenario, manifestó que es imperante la necesidad de un colegio dentro del complejo habitacional San Blas, que tiene 600 viviendas, lo que se traduce en aproximadamente 3.000 alumnos.
“Las autoridades tienen que hacer que prime el interés superior del niño por encima de las excusas burocráticas. La canasta básica ya es cara, a las familias les cuesta demasiado, son obreros recicladores. Necesitamos que contemplen los derechos de nuestros niños”, manifestó.
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Piden maestras mochileras en centro comunitario
Para la pobladora, la solución inmediata es que al centro comunitario del que disponen acudan maestras mochileras, que enseñen Jardín y Preescolar. Así esperan al menos dar respuesta a la primera infancia, para después ir avanzando.
Lamentaron que este pedido de auxilio se repite cada año y recordaron que la escuela que se construyó a 20 minutos en vehículo motorizado están vacías, sin mobiliario ni sistema de ventilación.
“El MUVH invirtió en esa escuela para dar respuesta a este pedido, pero después de dos años esas cuatro aulas no están siendo ocupadas”, dijo la entrevistada.
