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En el Día Internacional de la Mujer, bajo la consigna “Juntas y organizadas ña defende ñande derecho”, miles de mujeres marcharon este 8 de marzo, 8M, en Asunción exigiendo justicia y condiciones dignas de vida. La manifestación, que partió desde la Plaza Uruguaya y culminó en la Plaza de la Democracia, estuvo marcada por denuncias contra la precarización laboral y el avance del crimen organizado en el Estado.
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Uno de los ejes centrales del reclamo fue la falta de derechos laborales y el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres. La crisis económica y el aumento del costo de vida afectan desproporcionadamente a las trabajadoras, quienes además enfrentan discriminación salarial, acoso laboral y despidos injustificados. “El gobierno promueve leyes que solo benefician a las patronales, dejando a las trabajadoras en una situación de extrema vulnerabilidad”, señalaron las voceras.

Otro punto clave del manifiesto fue la denuncia sobre la creciente influencia del crimen organizado en el país. Se mencionaron filtraciones que evidencian la corrupción estatal y la complicidad de sectores políticos con redes mafiosas. “El poder está tomado por la mafia, que perpetúa la violencia y la desigualdad”, afirmaron.
Las manifestantes también alertaron sobre la propuesta de eliminar el Ministerio de la Mujer y otras instituciones de protección, lo que consideraron un retroceso en la lucha por los derechos de las mujeres. “Quieren desmantelar las pocas estructuras que tenemos para defendernos”, advirtieron.

No a la censura
En la movilización, se expresó además el rechazo a los discursos de odio promovidos por sectores antiderechos y la desinformación en torno a la educación sexual. “Nos oponemos a la censura y a la manipulación de la educación con contenidos retrógrados”, remarcaron.
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La crisis climática también estuvo presente en las consignas, señalando cómo las mujeres campesinas e indígenas son las más afectadas por la deforestación y la escasez de agua. “Mientras las empresas transnacionales saquean nuestros recursos, nosotras somos las que sufrimos sus consecuencias”, denunciaron.

La violencia política contra las mujeres fue otro eje de la protesta. Denunciaron cómo las mujeres que buscan ocupar espacios de poder son atacadas, amenazadas y desacreditadas sistemáticamente. “La participación política de las mujeres sigue siendo obstaculizada por la cultura patriarcal”, afirmaron.
Se exigió la aprobación de una Ley de Educación Sexual Integral, que garantice la enseñanza de derechos sexuales y reproductivos y prevenga la violencia de género en las escuelas. “El derecho a una educación libre de prejuicios es fundamental para construir una sociedad más equitativa”, señalaron.

Mujeres con discapacidad y trabajadoras informales
Las mujeres con discapacidad también alzaron su voz en la marcha, exigiendo acceso a la educación, el empleo y la salud sin barreras. “Nos enfrentamos a múltiples formas de exclusión todos los días”, denunciaron.
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Las trabajadoras informales y cuentapropistas fueron otro sector visibilizado en la movilización, alertando sobre la falta de protección social y la persecución policial. “Ser trabajadora ambulante no es un delito, es una forma de supervivencia”, remarcaron. Por último, se hizo un llamado a la solidaridad internacional con las mujeres palestinas, denunciando la violencia y el desplazamiento forzado que sufren. “Las luchas feministas deben trascender fronteras”, concluyeron.

Otros reclamos destacados en el manifiesto incluyeron: Condiciones laborales de las trabajadoras de maquilas y supermercados, donde las mujeres denuncian explotación, exposición a químicos y jornadas abusivas sin pago de horas extras. Falta de acceso a la salud pública, señalando el colapso del IPS y la corrupción en el manejo de los recursos destinados a hospitales y centros de atención.
Acoso y violencia contra trabajadoras sexuales, quienes denunciaron hostigamiento policial, abusos y feminicidios impunes. Invisibilización de mujeres afroparaguayas, quienes exigen reconocimiento legal y políticas públicas que frenen la discriminación estructural que enfrentan. Criminalización de la pobreza y la protesta, denunciando la persecución de mujeres que trabajan en la economía informal y de lideresas comunitarias que organizan ollas populares para combatir el hambre.

El acto culminó insistió en el llamado a la resistencia y la organización. “No estamos solas. Seguiremos en las calles, defendiendo nuestros derechos”, proclamaron las manifestantes antes de dispersarse.

