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Los incendios forestales siguen consumiendo grandes extensiones de campos en el duodécimo departamento, afectando a comunidades de varios distritos. La prolongada sequía ha convertido a Ñeembucú en un polvorín, y el fuego, que comenzó hace más de 15 días, se expande sin control en Kuruzú Kuatiá, Estero Bellaco, Estero Punta, Isla Umbú, Mayor Martínez y Desmochados.
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Los pobladores de la compañía Estero Punta, del distrito de Mayor Martínez, situado en el límite con el municipio de Desmochados, desesperados, piden ayuda urgente a las autoridades para sofocar las llamas, ya que el acceso al agua es limitado en varias comunidades.
“Vamos a morirnos todos”, expresó con angustia un poblador que grabó un video con su celular, temiendo por la vida de las familias que habitan en la zona afectada.
El fuego avanza y el humo intoxica
La situación es crítica no solo por la devastación causada por el fuego, sino también por el humo tóxico que invade las viviendas y afecta la salud de los habitantes.
Estela Ramírez de Rolón, pobladora de Kuruzú Kuatiá, alertó sobre las graves consecuencias que está teniendo la inhalación del humo en niños y adultos mayores.
“El humo tóxico afecta a las familias, no podemos respirar bien, y principalmente a los niños y los ancianos. Solo hay un enfermero que les atiende, necesitamos asistencia médica urgente, que venga un doctor”, afirmó.
Refirió que muchas familias ya están abandonando sus viviendas debido a la cercanía del fuego y el peligro que representa.
Señaló que los pobladores están juntando dinero para la compra de combustible para los bomberos, de modo que puedan llegar al lugar y ayudar a apagar el fuego.
El profesor Mardonio Torres señaló que los vecinos se organizan y, con guachas, intentan apagar los incendios. “Es tremendo el fuego. Ahora que sopla el viento norte, lo envía hacia el sur y es incontrolable. Estamos esperando que los bomberos lleguen para ayudarnos”, indicó. Detalló que en la zona ya se han quemado más de 400 hectáreas de campo.
Ante la emergencia, los habitantes de Ñeembucú hacen un llamado a las autoridades nacionales y departamentales para que envíen mayor cantidad de agua, maquinaria y brigadas especializadas que ayuden a sofocar el incendio antes de que la situación se vuelva aún más incontrolable.
Mientras tanto, la comunidad permanece en vilo, enfrentando el desastre con los pocos recursos disponibles y con la esperanza de que las lluvias lleguen pronto para apagar el infierno que se inició hace 15 días.