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El sacerdote de 28 años es oriundo de la compañía Ojopói de Piribebuy, y participa activamente en el Torneo de la Liga Deportiva de su ciudad natal, donde tuvo su inicio como futbolista este fin de semana.
El pasado domingo 6 de abril, se pudo observar que Centurión celebró la misa matutina en la basílica de Caacupé y más tarde se unió a su equipo en el campo de juego.
Ingresó sorprendiendo a todos los espectadores en el segundo tiempo del encuentro ante el Club Atlético Independiente, que finalizó con un empate de 0-0.
Aunque el sacerdote no marcó goles, su participación fue destacada por los asistentes, quienes lo aplaudieron con entusiasmo por su compromiso con la comunidad religiosa y el deporte. Su doble rol ha generado asombro entre los habitantes de la zona.

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Con la fe puesta
“Con la fe puesta”, como afirma el propio padre Adrián Centurión, busca demostrar principalmente a los jóvenes que es posible servir a Dios y al mismo tiempo seguir disfrutando de las pasiones personales.
Resaltó que es muy importante que cada persona, ya sea joven o adulto, tenga un hobbie que lo motive para seguir adelante con la vida cotidiana, ya que a veces la vida misma se vuelve un poco complicada, pero hacer cosas que a uno le gusta siempre ayuda a que todo sea más llevadero.
De esta manera, el presbítero manifiesta que su ejemplo refleja que la vocación religiosa también puede convivir con otras formas de servicio y expresión positiva en la sociedad.
La comunidad de Caacupé y de Piribebuy se mostraron sorprendidos y alegres apoyando al sacerdote por esta historia que combina fe, dedicación y amor por el fútbol.
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