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Ante una gran concurrencia de feligreses que acudieron este Jueves Santo a la Catedral de Asunción, el párroco Aldo Bernal dedicó su homilía a enfatizar la importancia del gesto de Jesús con el lavatorio de los pies (previo a la última cena y a su posterior calvario), que nos invita a practicar la caridad, pero alejada “mediocridad”, ya que muchos la practican desde la “corrupción, de la mentira y la oscuridad”.
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“Hoy también se instituye para nosotros los cristianos la caridad, que debemos vivirla entre nosotros a través del hermoso signo que nos ha hecho el maestro y el señor, como le decimos a Jesús”, comentó mencionando Bernal, pidiendo preocuparse por los demás y llamó a replantear la noción de justicia que tenemos, la cual no puede estar ajena a la necesidad del prójimo.
Hizo énfasis en las autoridades, ya que pidió “rezar por quienes tiene la tarea de velar por el bienestar de toda la comunidad”, aunque en general recordó que “no basta con decir yo no hago nada malo”, sino que también hay que hacer justicia, sobre todo a para los compatriotas a los que han robado derechos básicos, como la salud, educación y un sitio digno para vivir.
“Vivimos metidos en este ámbito de la corrupción, de la mentira y la oscuridad, por eso tenemos que ir superando el término de la justicia, podríamos nosotros decir tantos hermanos y hermanas que fueron dañados, deberíamos de velar por esa justicia restitutiva de la dignidad de nuestros hermanos a lo que hemos despojado de tierras, de la posibilidad de una buena educación, de la posibilidad de la salud digna”, dijo.
Un llamado a la ciudadanía
Llamó también a los ciudadanos a no conformarse o resignarse y buscar una justicia social, que haga que no solo unos pocos estén mejor.
“Tenemos que ir pensando más allá: qué cuál es la justicia que nos pide Dios. Despertar la justicia social; sería magnífico la justicia donde cada uno vela por el hermano, una justicia muy horizontal podríamos decir, pero que es muy necesaria. Buscar crear los espacios e instituciones donde nuestros hermanos puedan acudir y recibir lo necesario”, remarcó.
Finalmente, también dijo que “nosotros como cristianos nos podemos quedarnos en el ‘peichante arã voi (así nomás es), no podemos quedarnos de brazos cruzados, la mediocridad no es propia del cristianismo” y que “que no sean cristianos de boca (para afuera), cristianos de papel, sino de verdad. No necesitamos cristianos mediocres, no necesitamos eso, necesitamos cristianos valientes que ponga a Dios en el centro para poder ver la necesidad y el valor del hermano”.