Cargando...
La actividad comenzó puntualmente a las 9:30 en la escuela Dr. Brígido Báez, donde se montó un imponente escenario para representar el juicio y la flagelación de Jesús.
Posteriormente, se inició el recorrido del Vía Crucis de 2 kilómetros hasta el Kurusu Cerro, un trayecto exigente que contó con el acompañamiento de miles de personas de todas las edades.
Durante todo el recorrido, el grupo comunitario ofreció una actuación impecable. La interpretación de cada personaje fue tan realista que el público se sintió parte de la historia, viviendo con intensidad cada momento.
Los asistentes presenciaron las tres caídas de Jesús camino al Gólgota, así como los conmovedores encuentros con su madre María, Verónica y Simón de Cirene. El ascenso al cerro estuvo marcado por escenas cargadas de dramatismo, que despertaron tristeza y reflexión en los presentes.
La imagen final de Jesús en los brazos de su madre, tras la crucifixión, cerró la puesta en escena con un momento de profundo impacto emocional.
El elenco estuvo conformado por más de 100 actores niños, jóvenes y adultos, quienes lograron emocionar al público hasta las lágrimas con su entrega y pasión.

Actores destacan la tradición y la religiosidad
El profesor Alcides Candia, uno de los organizadores de la obra teatral, remarcó que este evento se ha convertido en una tradición muy fuerte en nuestra ciudad y, por qué no, también a nivel nacional. “Es un orgullo contar con tanta gente que viene a participar y ser testigo de este gran evento”, indicó.
Por su parte, Hugo Alegre, uno de los actores, expresó: “Para todos los que formamos parte, hoy es un día emocionante; se siente fuertemente la parte espiritual. Al asumir un papel, es como si uno realmente estuviera presente en el juicio a Jesús. Uno siente la necesidad de defenderlo. Para mí, es una experiencia que se vive en carne propia”.
Lea más: Tres museos para hacer turismo en ciudades de Cordillera
Importante concurrencia familiar y presencia internacional
Desde tempranas horas del Viernes Santo, padres, hijos, abuelos y jóvenes comenzaron a llegar a la compañía Zanja Hû de Atyrá para participar del tradicional Vía Crucis Viviente, organizado por el grupo “Pasión de Cristo”. La masiva concurrencia reafirmó el carácter familiar y comunitario de esta representación, que ya se ha convertido en una tradición profundamente arraigada.
La devoción se hizo sentir a lo largo de las 14 estaciones del recorrido, en un ambiente de respeto y recogimiento. Además de los visitantes nacionales, también se contó con la presencia de turistas provenientes de Argentina y Brasil, quienes quedaron asombrados por el nivel artístico y espiritual de la puesta en escena.
Para muchas familias, la actividad no solo representó una expresión de fe, sino también un valioso espacio de encuentro, reflexión y unión intergeneracional.
Una vez más, Atyrá demostró su fuerte vínculo entre cultura, religión y participación ciudadana, consolidándose como uno de los referentes nacionales de las celebraciones de Semana Santa.

Lea más: Tres ciudades de Cordillera para el ocio y la religiosidad popular