Es el 267º papa de la historia. Es el primer papa agustino, es el segundo pontífice americano, después de Francisco, pero a diferencia de Bergoglio, el estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años, es originario del norte del continente.
“Sinceramente, en este momento estamos disfrutando de este regalo de Dios, que nos dio una hermosa sorpresa. Nos alegra mucho su capacidad de dialogar y, aún más, de hacerlo en nuestro idioma. Sin dudas, sus expresiones y lo que comentó sobre su diócesis, donde trabajó hasta hace poco, cómo el papa Francisco lo había llevado como colaborador a una importante congregación, nos hacen pensar que vamos a tener un papa bastante cercano a Latinoamérica otra vez. Es una alegría, eso me llena de satisfacción”, expresó monseñor Valenzuela.
La paz, el gran desafío
Posteriormente, el obispo reflexionó sobre los grandes desafíos que deberá afrontar León XIV, señalando que uno de los más urgentes será la búsqueda de la paz mundial, en un contexto marcado por conflictos armados en diversas regiones.
“Los desafíos más importantes siempre tienen que ver con la inestabilidad que existe en el mundo, con esta necesidad de paz”, manifestó Valenzuela, recordando que el planeta atraviesa momentos críticos, como la prolongada guerra entre Rusia y Ucrania, el histórico conflicto entre Israel y Palestina, y la creciente tensión entre India y Pakistán, dos naciones con capacidad nuclear.
Además, advirtió sobre la crisis climática como otro de los grandes retos globales. “El planeta Tierra está comenzando a pedir auxilio y hay que prestarle más atención”, señaló.
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Misión pastoral
Respecto a la misión pastoral del nuevo Pontífice, monseñor Valenzuela expresó su deseo de que conserve la cercanía y humanidad que caracterizó al papa Francisco, especialmente en su sensibilidad hacia los humildes, los descartados, los ancianos y los enfermos. También pidió que el nuevo líder de la Iglesia católica mantenga también un contacto directo y afectuoso con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, fortaleciendo así el espíritu comunitario y pastoral.
“Que salga, que recorra, que dé afecto. Que no solo mire de lejos, sino que esté cerca, con su brazo dando cariño y apoyo”, concluyó.