“Hay ladrones que quitan al pueblo luz y esperanza”, afirma monseñor Valenzuela

El obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, fustigó contra los ladrones que quitan al pueblo la luz y esperanza. Dirigió un mensaje de profunda reflexión sobre la realidad social del país. Fue durante la misa oficiada en la basílica de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.

Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa central en el santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.
Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa central en el santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.

En su homilía, Valenzuela hizo un llamado a la reflexión sobre la situación actual que se ve en la sociedad asegurando que “hay ladrones que nos quitan y quitan al pueblo luz y esperanza”.

Se refirió a las distintas formas de engaño y estafa que afectan a la ciudadanía y exhortó a no dejarse arrastrar por voces extrañas ni por mensajes que no vienen de Jesús de Galilea.

“Hay muchos engaños, tantas cosas que prometen y no cumplen. Por eso es decisivo no escuchar esas voces que nos alejan del Señor”, expresó.

Agregó que la Iglesia, desde sus inicios, ha buscado renovarse, y que esa renovación siempre ha consistido en volver a Jesús, al inicio, para seguir de nuevo sus pasos. “Cuando nos sentimos perdidos, es bueno volver a la fuente, al Señor”, insistió.

Recordó también cómo Jesús llamaba a sus discípulos, en ocasiones solo con la mirada, como ocurrió con Mateo.

“Se miraron mutuamente y Jesús simplemente le dijo: ‘Sígueme’. Sin dudar, Mateo dejó todo y le siguió. Fue cautivado por esa fuerza espiritual y comenzó una historia que perdura hasta hoy”, relató.

Valenzuela subrayó que el llamado a volver a Jesús no es responsabilidad exclusiva del Papa, obispos o sacerdotes, sino de todos los creyentes.

“No hay que esperar una orden. Recordemos a San Francisco de Asís. No esperó que su Iglesia se reformara, él mismo se convirtió al Evangelio y comenzó la aventura de seguir a Jesús de verdad. Frente al obispo y al pueblo se despojó de todo, renunció a su apellido y dijo: ’Dios será mi Padre’”, recordó.

Despertar la pasión por el evangelio

El religioso instó a los presentes a preguntarse qué se debe hacer para despertar esa pasión por el evangelio y salir de la rutina espiritual.

Señaló que Jesús desea entablar con cada persona una relación profunda y auténtica, similar a la comunión que Él mismo tenía con su Padre.

“Una relación de pertenencia recíproca, donde haya confianza plena, diálogo, contemplación, más allá de una oración breve y rutinaria”, explicó.

Para ilustrar la importancia de reconocer la verdadera voz del Señor, monseñor Valenzuela compartió una anécdota: “Hace poco, un padre barbudo jugaba con su hijo pequeño. Un día se afeitó, y cuando el niño lo vio, lloró porque no lo reconocía. Solo se calmó cuando escuchó su voz, y entonces supo que seguía siendo su papá. Así es la voz de Jesús: única, reconocible, capaz de calmar y guiar”.

Finalmente, enfatizó que esa capacidad de escuchar y distinguir la voz de Jesús permite a los creyentes seguirle verdaderamente, superar las dificultades y encontrar sentido incluso ante la muerte.

“Así como el buen pastor conoce a sus ovejas, las llama por su nombre y ellas reconocen su voz, así debe ser nuestra relación con él”, concluyó.

Como cada domingo la explanada de la basílica estuvo copada de feligreses.
Como cada domingo la explanada de la basílica estuvo copada de feligreses.

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